Daniel Willington, máximo emblema del club albiazul habló con su inigualable estilo ante LA MAÑANA. “Tengo 20 días en cama, la ‘T’ necesita mucho más que eso para salir”, se lamentó el ídolo. “Va camino a desaparecer”, añadió.

“¿Hola? ¿Está el “Loco” Daniel? “Soy yo, y sí, estoy loco, ¿y qué? ¿Algún problema?”. Así respondió al llamado de LA MAÑANA el máximo ídolo de Talleres, Daniel Willington, quien fue recientemente operado en la arteria aorta abdominal. A sus 66 años, sigue mostrándose auténtico como siempre, aunque por momentos dejó de lado su particular sentido del humor para hablar del club que lo vio nacer. “Talleres no existe más. Ahora es Ateliers. Nunca me llamó nadie ni para saber cómo estoy. No importa, por suerte hubo gente como Roggio, Bertinetti, Salum, Egea, que se portaron bien y me costearon la operación. Les estoy eternamente agradecido”, dijo.

-¿Le duele que nadie del club le haya llamado?
-Ya no. Calculo que Vélez también participó en la colecta. En mi primer día de internado, llegó un fax para mí con una oración y dándome suerte, por parte de Raúl Gamez y del actual presidente de Vélez. Esos gestos valen muchísimo. ¿Sabés qué me dijeron? Que aportar para la operación es una inversión, y quieren que los visite antes de junio.

-¿Cómo lo ve a Talleres?
-Talleres está peor que yo. Tengo 20 días en cama, Talleres necesita mucho más que eso. Desde hace tiempo lo vengo diciendo, va camino a desaparecer. Siempre fui optimista, pero esta vez no lo veo así.

-¿Por qué renunció como DT de Talleres en 2005?
-Por el corazón, tenía muchas palpitaciones y casi me cambio al otro barrio, al de arriba... De ahí no fui nunca más a la cancha, me da bronca las cosas que pasan en el club. No tengo la menor idea quién es (Carlos) Ahumada.

-A sus 66 años, ¿Qué le faltó vivir en el fútbol?
-Nada, creo que fue muy jugosa mi trayectoria. 25 años de profesional, fui preseleccionado 10 años, jugué con la camiseta de Argentina, salí campeón con Vélez, ascendí como DT de Talleres... Eso me falta, verlo mejor a Talleres, y espero cumplir ese sueño antes de que me muera.

-Se dijeron muchas cosas de su conducta extradeportiva, pero la gente lo recuerda por su humor...
-Cuando fui a Vélez nadie me tenía fe, y jugué 11 años. Tenía 18 años, con plata, era muy buen mozo (risas), con auto y muchas mujeres, que no eran botineras como ahora, sino utileras (risas). Salía de noche a veces, y nunca resigné un asado. Y siempre se me tildó de borracho, pero el doctor me dijo que mi hígado está bien, así que mucho de lo que se dice no es verdad, o Dios me dio un cuerpo privilegiado.

-¿Lo gratifica la cantidad de llamados que recibió?
-Por supuesto. Eso quiere decir que algo bueno hice. En Vélez tengo una estatua y una calle en la Villa Olímpica. Me llamaron amigos de España, Israel, Estados Unidos... En el hospital, los médicos se sacaban fotos conmigo, y muchos eran hinchas de Belgrano. Con la atención que recibí, da gusto enfermarse. Antes de entrar al quirófano, vi toda mi vida resumida en 15 minutos, y estoy feliz porque me comporte siempre con la verdad. Trato de vivir siempre con alegría y de buen humor.

-¿Qué cosas disfruta ahora?
-Comer asados, la familia, los amigos. No me prohibieron el cigarrillo, pero debo dejarlo. Si me prohibían los asados, no sé qué hubiera hecho (risas). Me gusta mucho cantar tango, y dicen que soy bueno para eso... Me encanta el “Polaco” Goyeneche.

-¿Para cuándo el homenaje?
-Cuando quieran, no estoy para jugar, pero algún tiro libre o penal puedo patear. Nos vamos a cagar de risa. Se acercaron los chicos de la Fundación “Córdoba Fútbol” y quedamos en preparar algo. Ojalá, porque desde que me estafaron en el banco Velox tengo problemas económicos. Por suerte, mucha gente me acompañó siempre, y eso vale más que todo el dinero del mundo.