Dentro de ocho días se cumplirán los dos años de la quiebra de Talleres. En ese período, el club recuperó algunos recursos (derechos de TV, por caso) y obtuvo otros mediante la concesión definitiva (Ateliers pagó dos cánones de 200 mil pesos cada uno).

Más allá de la suerte deportiva, el club pudo seguir viviendo gracias a la ley 25.284, que le permitió seguir con sus actividades sin ser liquidado. Pero el sentido de esa ley radicaba en que se generaran ingresos para cancelar el pasivo, el que fue fijado en 14.887.043,44 pesos, el año pasado.

Pero los acreedores nunca cobraron un peso. Igualmente, no hay mal que dure 100 años: ayer el fideicomiso le presentó al juez Carlos Tale el primer proyecto de distribución. Su valor aproximado es de 1,6 millón de pesos, según se informó desde el fideicomiso.

El juez Tale lo estudiará, le hará las observaciones que considere conveniente (quienes tienen privilegio) y lo aprobará. Como se acerca la feria judicial, es muy probable que su sentencia salga recién en los primeros días de febrero.

¿Y la deuda? El 12 de octubre de 2005, el día del 92 aniversario del club, el juez Tale le hizo un regalo bárbaro: mediante la sentencia 596 fijó el pasivo del club en 14.887.043,44 pesos. La cifra se ubicó más cerca de los 9.497.661,23 pesos que habían estimado los fiduciarios, meses antes, y lejos de los 51.333.000,05 que habían solicitado entre 305 acreedores.

Pero la deuda determinada por Tale habría crecido, al menos, en un millón más ya que hubo varias revisiones aceptadas (acreedores a los que les fue rechazado su crédito en forma parcial o total).