Un análisis sobre el presente y el futuro inmediato del Matador en la temporada.

Podría caerse en la tentación de analizar a Talleres por sus números. Si se mira la tabla de posiciones, podrá decirse que el equipo albiazul está a dos puntos de San Lorenzo y Defensa Justicia, los últimos que hoy estarían ingresando a la zona de Copa Sudamericana 2021.

A falta de 12 partidos para el cierre de la temporada actual (uno de la Superliga, que será ante Colón, y 11 más de la Copa Superliga), podría considerarse auspicioso, si es que se miraran exclusivamente los resultados y fuera prescindente el análisis del juego del equipo de Alexander Medina.

Sin embargo, y más allá de respetar esa mirada resultadista que es real y palpable, el puesto que el Talleres de Medina ocupa en la tabla tiene directa relación con su juego. El modelo actual, con defectos y virtudes, les ha puesto un techo a sus aspiraciones. Talleres ha tenido actuaciones buenas, regulares y malas, pero pocas veces ha perdido esa identidad de la que “el Cacique” se ha sentido orgulloso.

El tema es que, cuando eso sucedió, Talleres perdió cuando estaba reinventándose. En todo sentido. Y le costó levantarse. La última derrota con Patronato se parece mucho a las sufridas ante Lanús y Defensa y Justicia. Más allá de que ahora hay caras nuevas como las de los refuerzos Guilherme Parede, Rafael Pérez y la reaparición de Mauricio Caranta, y de que en el caso de las primeras derrotas fueron por más goles que la última, la identidad del equipo sólo conservó algunos rasgos en los goles convertidos.

Las tres fueron referenciales en la campaña de Medina porque el equipo se acercaba al protagonismo que necesitaba para cumplir el objetivo de volver a ser internacional. Y le costó volver a ganar. Los errores se dieron en ataque en la pérdida de cierta efectividad, aunque claro está que más se notaron en el acto defensivo, sobre todo en el hecho de esas 14 veces que le convirtieron antes de los 15 minutos de cada tiempo.

Es indudable que Talleres tiene calidad para ser un equipo de ataque, agresivo y con mucho poder de gol. Sin embargo, no tiene el respaldo necesario para administrar las ventajas que obtiene en el marcador o en el juego. ¿Puede seguir el mismo plan con ese desequilibrio? ¿Aquel Talleres de Medina dejó de ser posible y pasó a ser una utopía? ¿El DT ratifica su convicción y la de sus jugadores u optará por una táctica menos agresiva que sus jugadores pueden cumplir? Se trate de quien se trate.

La forma de esas derrotas han sido increíbles. Hubo algunos errores que fueron provocados por los rivales, pero otros, directamente, fueron provocados por las limitaciones de Talleres. Individuales y colectivas. La mayoría.

El DT tendrá que resolver si su Talleres puede jugar a lo que debe o a lo que puede. Eso sí, para cualquier forma, el nivel de juego deberá subir en serio. Es claro que al momento de Talleres nadie le puede quitar el cuerpo.