La “T” perdió 1-0 ante Central y casi no pateó al arco. El entrenador volvió a reemplazar ayer en el segundo tiempo a un “inamovible” como Dayro Moreno.

Por segundo partido consecutivo, el entrenador de Talleres, Alexander Medina, decidió reemplazar en el segundo tiempo a Dayro Moreno. Un jugador que en la previa del inicio de esta Superliga parecía “inamovible” y que pintaba para ser un referente indiscutible del plantel.

La derrota de ayer en Rosario, por 1-0 ante Central, hace que esta cuestión del cambio de Dayro que se repite sea un llamado de atención. Y muestra la personalidad del entrenador, al que no le tiembla el pulso de sacar el futbolista que más “peso” y diferencia, desde lo futbolístico, puede hacer en este plantel de la “T”.

Pero lo de Talleres es una alerta, por lo menos lo que sucedió ayer. En casi todo el partido no pateó al arco del Canalla y se notó demasiado el poco peso ofensivo que tuvo el Albiazul.

No por casualidad el presidente albiazul, Andrés Fassi, tuvo que hacer un esfuerzo económico ingente para renovarle el contrato del atacante colombiano y que aceptara quedarse en el plantel, a partir de las ofertas que había recibido para llevar sus goles hacia otro destino.

Es, sin dudas, el jugador franquicia de la “T”. Pero un problema familiar y personal hizo que se presentara a la pretemporada 18 días después que el resto de sus compañeros, algo que el nuevo DT del equipo, Alexander Medina, aceptó como una cuestión que no podía modificar, pero que de ningún modo le cayó en gracia.

Por eso, hizo tanto esfuerzo para que Junior Arias se mantuviera en su plantilla. Y no porque fuera uruguayo como él, si no porque preveía que la demora en sumarse al trabajo del atacante cafetero podía influir en su rendimiento físico y futbolístico.

Lejos de su nivel

En ese sentido, el escenario se le presentó francamente adverso. Dayro está muy lejos aún del nivel que mostró en la Superliga pasada, cuando consolidó una gran dupla goleadora con Sebastián Palacios.

Y hoy “el Tucu” está en Independiente, Arias en Banfield y el delantero cafetero pagando las consecuencias de no haber comenzado a tiempo la pretemporada, en un equipo que tiene como signo distintivo meter y correr, por sobre todo. A partir de esa intensidad en todo el campo de juego y en distancias contras, vendrá todo lo demás en un equipo que aún está en formación y al que deberá tenérsele un poco de paciencia.

Las pelotas que unos meses atrás le llegaban a los botines y convertía en gol, hoy se demora unos segundos más, se las quitan o les rebotan en las piernas, como pasó ayer en ese penal en movimiento que tuvo a los 9 minutos de frente a Jeremías Ledesma y que “el Colo” Gil le birló de atrás.

No lo abastecen

Pero también es cierto que en este equipo, por el momento, no tiene el asistidor que lo entienda, como lo hacía Juan Ramírez o Palacios. Y por eso tiene que retrasarse tanto para hacerse del balón, en espacios en los que no rinde ni puede sacar ventajas de sus innegables virtudes técnicas.

“Dayro es un jugador muy importante, pero llegó 18 días tarde a la pretemporada. Hice el cambio porque necesitaba darle más aire al ataque”, dijo Medina después del triunfo contra Vélez, para explicar el ingreso de Arias por él.

Y ayer comentó algo similar. “Son situaciones tácticas, técnicas y de trámite de partido, que nos llevan a tomar decisiones, en base a la información que tenemos en forma individual y lo que estamos viendo en el partido”, dijo cuando se le preguntó por el ingreso de Nahuel Bustos por el colombiano, a los 9 del segundo tiempo.

Medina sigue siendo cauteloso y medido con sus declaraciones respecto de Dayro, porque sabe lo que significa para este plantel. Y lo que cuesta. Pero dos veces ha dado muestras de autoridad y de que no le temblará el pulso para sacarlo cuantas veces lo considere necesario para el equipo, por importante que sea.

Además, hay varios delanteros que vienen empujando de atrás y esperando su oportunidad, como Lautaro Guzmán y Mauro Valiente. Dayro deberá tomar debida nota de eso.