Vojvoda lo probó ayer como único volante central, en la búsqueda de un equipo ultraofensivo para recibir el sábado a San Martín (SJ).

Que el DT de Talleres, Juan Pablo Vojvoda esté pensando en plantar un equipo súper ofensivo este sábado a las 17.45, contra San Martín de San Juan, en el Mario Kempes, no debe sorprender a nadie. La imperiosa necesidad de ganar al menos 2-0 para llegar a los penales o conseguir otro resultado más abultado sin que le conviertan (por el valor doble del gol visitante), no le deja otro camino.

Ayer, en un trabajo táctico, probó un equipo de 10 jugadores, con tres defensores, tres volantes y tres delanteros y ubicó a Juan Cruz Komar entre los 10 que lo enfrentaban. E hizo tres cambios: Miguel Araujo por Javier Gandolfi –una molestia en los gemelos le impidió terminar la práctica– Juan Ramírez por Joel Soñora y Mauro Ortiz por Federico Navarro.

Si se confirman estas variantes, restaría saber si JPV sostendría la línea de tres en el fondo o si con Komar optará con cuatro atrás (Tenaglia, Komar, Gandolfi o Araujo y Bersano). Los elegidos ayer fueron Herrera; Tenaglia, Araujo y Bersano; Pochettino, Cubas y Ramírez; Ortíz, Dayro Moreno y Palacios.

Pero este equipo plantea una pregunta obligada. ¿Andrés Cubas estará solo para recuperar la pelota, cuando uno de los principales déficits del equipo contra San Martín estuvo en la cantidad de balones que se perdieron en ese sector?

Todos los duelos individuales los ganaron Fissore, Grahl y Bogado. Y el mayor desequilibrio Rubén Forestello lo consiguió haciendo partir desde unos metros más atrás a los delanteros Gustavo Villarruel y Emanuel Denning, a quienes los volantes albiazules los terminaban corriendo de atrás.

Si no juega Navarro, alguien deberá cubrirle las espaldas a Cubas. Pochettino puede ayudar, pero no es la marca lo que más siente. Y a la izquierda del misionero estaría Ramírez, aún con menos aptitud para ello. Obligado a arriesgar, el gran desafío para Vojvoda –y para “Cubitas”– será compensar el medio y acertar en cómo controlar las rápidas transiciones ofensivas del Santo cuyano.

Su equipo no tendrá margen para más equívocos ni para perder el control ni la administración del balón en esa zona. Un gol de San Martín lo obligará a marcar cuatro para no ser eliminado. Estará caminando por una cornisa y no podrá dar un paso en falso para no caer en el precipicio.