Belgrano sufre de la peor racha de su historia. Talleres debe hacer uno más que Palestino. E Instituto tienen el goleador de la B Nacional, pero no es suficiente.

El grito del venezolano Samuel Sosa en La Plata, para festejar el triunfo 1-0 del equipo alternativo de Talleres sobre Estudiantes, es el grito de todos en barrio Jardín. El de la esperanza. El de la ilusión del miércoles en Chile. El chip copero ya está puesto y todos confían en la posibilidad de superar a Palestino para pasar a la Fase de Grupos de la Copa Libertadores.

“Goles son amores” es una frase demasiada usada, pero que en este momento es clave para el fútbol cordobés. La “T” necesitará hacer uno más que los chilenos para jugar contra River, Inter de Porto Alegre y Alianza Lima en el torneo más importante en esta parte del continente. No será fácil. No le fue fácil a este club, que tuvo que padecer durante más de una década jugar en torneos de ascenso. Pero a base de goles se mantiene en camino aún.

En la ida, hizo dos enseguida y no supo ni pudo controlar a un rival que jugó mejor. Para pasar, deberá superar a un equipo que se paró mejor. Y, si el equipo de Vojvoda hace la diferencia, tendrá que saber mantenerla con fuerzas. Es un partido que vale millones de dólares (por lo que significará jugar seis encuentros más en el torneo continental) y de ilusiones.

Goles son amores, y si lo sabrá Belgrano. El quinto empate consecutivo duele. Y duele más porque, en estas cinco fechas de 2019, sólo un gol se ha hecho. Así no le alcanza al Pirata para mantener la categoría.

En esta temporada, la ineficiencia a la hora de marcar está quedando en la historia del club de Alberdi. Por ahora es el peor registro, y tiene cinco partidos más para revertir esa tendencia.

Los hinchas celestes quieren gritar goles, sacarse la angustia atragantada y abrazarse también a la ilusión de seguir en la máxima categoría del fútbol argentino.

Belgrano mejoró en su juego. Está más ordenado. Se para mejor en la cancha. Pero no hace goles. Y por eso sigue en la zona roja de los promedios. Aún está a tiempo, pero tiene que meter la pelota en el arco rival.

Y, si vamos por Alta Córdoba, los goles no son amores. Pablo Vegetti es el goleador del torneo de la B Nacional, con 10 tantos. Sin embargo, Instituto está a nueve puntos de la zona de clasificación al reducido por el segundo ascenso. Y hace ocho partidos que no gana. Está más que claro que el “9” solo no puede. Ni tampoco haciendo goles se festeja.