Mundo D charló con el ex jugador de São Paulo y ahora DT, quien habló del volante de Talleres, de cara al primer cruce por la Copa.

“No diga Talleres, diga Pablo Guiñazú”, fue la primera expresión de Silas, el crack brasileño que salió de São Paulo, estuvo en dos mundiales, la gastó en San Lorenzo (en el título 1995 fue brillante) y ahora es DT, cuando Mundo D le hizo una consulta sobre los cruces de fase dos de Copa Libertadores de América entre “la T” y el equipo conducido por André Jardine, y cuyo partido de ida será mañana las 20.30 en el Mario Kempes. 

Así como cuando en el exterior se nombra a Maradona, Kempes, Messi, Distéfano, por caso, automáticamente se dispara el clásico “Argentina”, la presencia del “Cholo” en Talleres ha generado un fenónemo similar para aquel gran jugador llamado Paulo Silas do Prado Pereira. O simplemente Silas.

"'El Cholo' tiene mi respeto y mi admiración", contó Silas.

“Guiñazú conoce mucho de nuestro fútbol. Dejó una huella muy importante en Inter y Vasco. Es ídolo. Pero lo más importante es que es mi amigo personal. Yo era DT de Gremio y él, ídolo de Inter. Vivíamos en el mismo edificio e hicimos una gran amistad. Es alguien a quien aprecio mucho como a su familia. Los hinchas de Talleres tienen que abrazarlo todos los días”, fue la anécdota que recordó Silas, quien recientemente dejó la conducción de Tubarão de Santa Catarina.

“Guiñazú es uno de los mejores recuperadores y pasadores de la superliga desde hace tres años y tiene 40 años. Es por ser flaquito, ja, ja. En serio, digo que es alguien que está cosechando lo mucho que sembró. Vive para el fútbol. Yo jugué hasta los 38 años y a un alto nivel. Sacrificó muchas cosas por el fútbol. La vida misma. Tiene mi respeto y mi admiración. Tiene para jugar tres o cuatro años más”, agregó Silas.

“Un maestro es Silas. Cuando fue DT de Paranaense me quiso llevar. Y en gremio lo enfrenté con Inter”, le contestó Pablo “Cholo” Guiñazú.

–Usted fue jugador y es DT. ¿Cómo se prepara un cruce así?

–Ambos entrenadores tienen que poner los jugadores de experiencia. Son los que van a decidir los partidos. Son aquellos que los van a aguantar y los que van a determinarlos. Porque tienen la jerarquía para jugar partidos así. Los dos equipos los tienen. Guiñazú ha jugado hasta en la selección argentina. A nivel clubes con Inter y el propio Libertad. Cuando estaba como DT de Paraná, jugamos contra el equipo paraguayo. Y Guiñazú comandaba el equipo. Ambos equipos son fuertes de local. Pero en ambos escenarios, se puede jugar. Son estadios grandes. El cruce se va a definir en la cancha. No son estadios chicos en los que se le puede meter presión al rival o a los árbitros.

–¿Es así en Morumbí?

–Quedan muy lejos las hinchadas. A la mínima señal de la cosa no camina, se puede volver en contra. Pero São Paulo es un equipo fuerte. Además de Hernanes, están Pablo, delantero de Atlético Paranaense; el arquero Tiago Volpi, proveniente de los Gallos de Querétaro; el ecuatoriano Robert Arboleda más Nené, Everton.

–¿Cómo ve la llave?

–São Paulo tiene un entrenador joven como André Jardine y está presionado. La gente comenzó a protestar mucho y eso lo está sufriendo. Sin embargo trajo a un jugador como Hernanes, que ya le había rendido en su paso anterior. Talleres también necesita pasar, recién está levantando.

Talleres y Belgrano
Luego, Silas recordó que Guiñazú no es el único vínculo que puede llegar a tener con Córdoba. “Con San Lorenzo sigo teniendo relación. Estamos en el equipo seniors y siempre estoy en contacto con ex jugadores cordobeses como Claudio Rivadero, Roberto Monserrat, Fernando Galetto y Javier Arbarello. Algunos de Talleres, otros de Belgrano”, afirmó Silas.

–Todos se fueron a jugar a San Lorenzo...

–Sí. Siempre me piden que cuente la anécdota del gol que le hice a Bossio en Córdoba. Había un tiro libre y “el Bambino” Veira me pedía que metiera pelota al área. Estaban Ruggeri, Arévalo. Todo San Lorenzo estaba en el área. Si se venía la contra, era casi gol. Y yo pedía la pelota. “Silas nooooo”, gritaba el DT. No lo escuchaba. Netto me la pinchó sobre la barrera, la paré y le metí con todo. Bossio no pudo hacer nada. “Silas, la p... que te parió”, gritaba “el Bambino” mientras seguía la jugada, yo lo escuchaba. Y en el medio de la puteada, gritó el gol.