En el marco de la presentación de la nueva “Sala Talleres de Selección en la Boutique”, como homenaje a nuestros jugadores que estando en el primer equipo albiazul, integraron la Selección Argentina Mayor, compartimos la nota publicada en la última edición de la revista Mundo Talleres sobre la recurrente presencia de jugadores de la “T” representando al país.

Será un motivo de orgullo imprescriptible y difícilmente superable. El aporte realizado por Talleres al plantel de la selección argentina que logró el primer título mundial para nuestro fútbol, es un oropel es inmenso por el sentido de la oportunidad. Luis Galván, Daniel Valencia y Miguel Oviedo fuel el tridente albiazul del equipo que César Menotti condujo al éxito en 1978, cuando Argentina dejó de ser el eterno “campeón moral”, para convertirse en el mejor del mundo por lo concretado en la cancha.

En junio de 1978, la herida de la final perdida ante Independiente todavía estaba abierta, por eso la conquista alcanzada por la selección, con caras conocidas, representó de alguna manera un desquite o un desahogo para el hincha albiazul. Fue la reivindicación de tres puntales de un equipo que acarició la gloria y que venía haciendo “roncha” desde que Amadeo Nuccetelli se atrevió a soñar. Desde esa conquista inmensa, tres nombres asociados al club de barrio Jardín quedaron inmortalizados en el listado de los futbolistas que alcanzaron la cúspide a nivel mundial. Y por poco no fueron cuatro, porque apenas 10 días antes del inicio del torneo, “el Flaco” Menotti desafectó en el último corte a Humberto Bravo, el goleador santiagueño que se quedó en el umbral del certamen junto a Diego Maradona (Argentinos Juniors) y Víctor Bottaniz (Unión).

Difícil es imaginar hoy el contexto de época. Apagados los festejos de la conquista mundialista, Galván, Oviedo y Valencia reaparecieron con la camiseta albiazul dos semanas más tarde. El panorama contrastaba con aquellas jornadas de fiesta, a estadio completo y con transmisión en vivo a todo el planeta: esta vez el rival fue el complicado Huracán de barrio La France, que se despachó con un partidazo antes de caer 3-2 contra el equipo de los campeones en el marco del Clausura de la Liga Cordobesa.

Pero el romance entre Talleres y la selección había empezado tres años antes, cuando el entrenador rosarino apeló a un recurso inédito hasta entonces: buscó jugadores más allá del puerto y metió mano en el interior, esa cantera inagotable de talentos largamente postergada a la hora de confeccionar equipos “argentinos”. Menotti conformó un seleccionado del interior que representó al país en la Copa Cornelio Saavedra, disputada ante Bolivia, en junio de 1975.

 

Para esa primera experiencia, Talleres fue pieza clave con los aportes de cinco futbolistas, los primeros convocados directamente desde el club a un seleccionado nacional. Galván, junto a Oviedo, Luis Ludueña, Oscar Quiroga y Victorio Ocaño fueron hasta Cochabamba para vencer a Bolivia 2-1 con goles de Osvaldo Ardiles (Instituto) y Daniel Astegiano (Atlético Ledesma de Jujuy). Completaron ese equipo Antonio Alderete y Daniel Valencia (Gimnasia de Jujuy), René Alderete y Ricardo Villa (Atlético Tucumán), Pablo Cárdenas (Juventud Antoniana de Salta), Rubén Giordano (Racing Club) y Rafael Pavón (Belgrano). El ensayo no fue cayó en saco roto: cinco de esos futbolistas “chacareros” se consagrarían campeones mundiales tres años más tarde.

Aporte masivo
En su carácter de campeón vigente, el seleccionado argentino encaró la temporada de 1979 con algunos nombres nuevos antes de emprender una gira por Europa. El 21 de marzo, Menotti anuncia su primera convocatoria después de ganar el título y nomina cinco jugadores de la “T”: Oviedo, Valencia, Ocaño, José Reinaldi y Juan Domingo Cabrera. Junto a Independiente, que también cedió a cinco (Baley, Hugo Villaverde, Enzo Trossero, Carlos Fren y Norberto Outes) fueron los clubes con mayor representación.

Pero si el hecho ya representaba un orgullo para el fútbol cordobés, la nominación realizada en diciembre de ese año para afrontar los compromisos de 1980, desbordó lo imaginable. En el listado confeccionado por entrenador para afrontar el Preolímpico rumbo a Moscú ’80 y una nueva excursión al Viejo Mundo, hubo ¡12 seleccionados!, un hecho sin precedentes en el fútbol nacional. Para la gira son convocados Oviedo, Ocaño, Valencia, Bravo, Alberto Tarantini y Ángel Bocanelli, mientras que para el Preolímpico repite el llamado de Bocanelli y Ocaño y agrega otros seis (Quiroga, Víctor Binello, Omar Arrieta, Eduardo Astudillo, Luis Ludueña y Ángel Hoyos). Días más tarde, Nuccetelli anunció la contratación de Daniel Van Tuyne, procedente de Rosario Central, con lo cual aumentó a 13 el número de jugadores afectados a los combinados nacionales.

Con el prestigio por las nubes, Talleres siguió alimentando los distintos seleccionados. Cuando Argentina tuvo que defender la copa en España ’82, volvió a realizar un triple aporte. Galván y Valencia repitieron su experiencia mundialista, lo mismo que Héctor Baley, quien se había sumado al club el año anterior (en 1978 defendía a Huracán).