La “T” perdió anoche 2 a 0 contra Defensa y Justicia en Florencio Varela. Tuvo un rendimiento muy pobre, que hizo pasar como un espejismo el triunfo en el clásico.

El clásico fue un espejismo para Talleres. Quienes suponían que después del 3 a 0 contra Belgrano estaban dadas las condiciones para el relanzamiento albiazul, deberán esperar otro momento.

Anoche, en Florencio Varela, Defensa y Justicia lo devolvió a la realidad, con una derrota por 2 a 0 que dejó muy poco para el elogio y casi todo para la crítica.

En un momento del primer tiempo, cuando el Halcón movía la pelota de aquí para allá, con elegancia y efectividad, y ganaba 2-0 con un golazo de tiro libre del paraguayo Rojas y otro de Gastón Togni, hasta llegó a dar la impresión de que el equipo de Juan Pablo Vojvoda podía llevarse una pesada goleada en contra. Tal era, por entonces, la superioridad de uno sobre el otro. Tanto jugaba Defensa y tan poco hacía Talleres.

Pero el cuadro de Sebastián Beccacece detuvo su marcha imparable. La semana próxima debe viajar a Colombia para jugar contra el Junior de Barranquilla y con el 2-0 llegó la orden de regular el partido y las piernas.

Talleres hizo el esfuerzo para repechar la cuesta, pero no tuvo fútbol ni siquiera para arrimarse. Y los ingresos de los juveniles Gonzalo Maroni y Lautaro Guzmán por Juan Ramírez y Junior Arias, respectivamente, rindieron menos de lo que se esperaba.

Un poco más de juego, algunas llegadas aisladas y nada más.

Talleres se “murió” anoche de impotencia en Florencio Varela y esa fue la peor noticia de todas.

Ni “el Cholo” pudo

En los ratos que más y mejor tocaba la pelota el local, Pablo Guiñazú debió meter un par de piernas fuertes para detener semejante muestra de superioridad. Ni siquiera la estampa del “Cholo” alcanzó esta vez.

Su voz de mando fue insuficiente y tampoco estuvo a la altura su lugarteniente, Andrés Cubas. La media cancha fue una de las zonas donde peor le salieron a las cosas a la “T”.

Pero resultaría injusto cargar las tintas sobre los rendimientos individuales, más allá de que cuesta encontrar alguien por encima de los cinco puntos de calificación.

Falló el planteo, la idea y por eso es posible sostener que Talleres dio un paso atrás, cuando se suponía que debía dar uno adelante. Falta mucho todavía, pero la tendencia es clara: por este camino, y duele decirlo, si no hay cambios y no se repiensan algunas cosas, el equipo va a perder mucho más de lo que va a ganar.

Quedó claro que el 3-0 frente a Belgrano fue el fruto de una tarde afortunada. Pero después de eso, parece haber poco. Si no, no se entienden muchas de las cosas que pasaron y no pasaron anoche, en el “Tito” Tomaghello.

Los jugadores albiazules prefirieron irse en silencio y por lo tanto no hay explicaciones de por qué las cosas salieron tan mal.

Pero en la semana, antes del partido del partido del próximo sábado contra San Martín de Tucumán, habrá que hacer, puertas hacia adentro, la necesaria e imprescindible autocrítica.

Talleres debe estabilizar un rendimiento hacia arriba. No debe jugar un partido bien y otro mal. Pero esa parece ser la tendencia de esta formación. Y contra eso deberá trabajar el entrenador albiazul.

Contra Belgrano el DT ensanchó sus espaldas, pero ayer volvió a empequeñecerlas.

La cobertura de Mundo D