Sólo Vojvoda y Quintana hicieron declaraciones luego de la derrota 2-1 ante Patronato. En el vestuario, algo se dijeron en la previa del clásico.

“Vamos, decime, contame, todo lo que a vos te está pasando ahora, porque sino cuando está tu alma sola llora. Hay que sacarlo todo afuera, como la primavera, nadie quiere que adentro algo se muera. Hablar mirándose a los ojos, sacar lo que se puede afuera, para que adentro nazcan cosas nuevas”.

Seguramente, como reza esa hermosa canción de Piero que la “Negra” Sosa reinterpretó con su voz maravillosa, los jugadores de Talleres se habrán mirado ayer a los ojos dentro del vestuario visitante de la cancha de Patronato, para sacar afuera lo que se pudiese en ese mal momento. O quizá guardárselo para cuando vuelvan a entrenarse en Córdoba.

Nunca pasó, ni con Frank Kudelka como DT ni ahora con Juan Pablo Vojvoda, que sus jugadores se fueran sin hablar después de un partido perdido. Seguramente lo decidieron puertas adentro, porque el único que habló fue Carlos Quintana, a quien le tocó ir al control antidóping, salió mas tarde y, probablemente, ni siquiera se haya enterado de la decisión que tomaron sus compañeros.

Salvo ellos, el entrenador y sus colaboradores, nadie sabe, en rigor, qué pasó en el camarín esos minutos posteriores a la derrota de la “T” por 2 a 1 contra Patronato. Puede haber pasado mucho, poco y hasta también nada. Pero que tipos que siempre dan la cara, en las buenas y en las malas, como Guido Herrera, Javier Gandolfi, Juan Ramírez, Pablo Guiñazú, “Leo” Godoy y Junior Arias, por sólo citar a algunos, hayan eludido la consulta periodística deja margen para pensar que algo pasó.

No se sabe si algo se quebró entre el DT y los jugadores o entre los propios futbolistas. Pero sus rostros evidenciaban lo que no expresaban las palabras.

Salió Vojvoda, sin demasiadas ganas y con cara de pocos amigos, a decir lo suyo. Siempre respetuosamente, pero indudablemente afectado. Y cuando se terminaron sus declaraciones, a los periodistas les quedó la sensación de que se guardó más de lo que dijo. Que había una parte de la historia que se quedó entre cuatro paredes. No está mal, porque se sabe que en el fútbol el secreto de vestuario es sagrado, pero la sensación de vacío quedó flotando.

Un DT sin plazos

No me pongo plazos. Yo soy el responsable, tengo fuerzas para revertir esto. Todo se vuelve negativo ante una derrota. Soy consciente de eso. Soy responsable y tengo fuerzas para revertirlo, porque tengo jugadores que van a sacar esto adelante”, señaló el DT.

Y después agregó: “El equipo me respondió. Yo creo que hoy se vio un buen segundo tiempo del equipo, pero el gol anula todo. El equipo tuvo esa actitud de querer jugar, de generar situaciones de gol, pero los errores defensivos se pagan con goles”.

El clásico contra el Pirata del próximo domingo estaba detrás de cada una de sus palabras. “Es una semana especial y trabajaremos en todo, en lo anímico y en lo futbolístico”, agregó JPV. Sabe que tiene el apoyo de Andrés Fassi, pero también que los clásicos contra Belgrano no se pierden. Y que si eso sucede, siempre dejan alguna consecuencia para lamentar.

Los jugadores salían sin hablar, con rostros compungidos. Como cuidándose de no decir alguna “cosita” en caliente de la que luego puedan arrepentirse. Hasta que Quintana apareció y aceptó hablar con los periodistas.

“Estamos muy dolidos. Nos da mucha bronca que nos conviertan un gol así (por el segundo del Patrón). Sabíamos que la pelota parada era su fuerte. Perdimos las marcas. Tenemos toda esta semana para levantar y jugar el clásico como se debe hacer”.

Y a las apuradas, “el Pelado” dejó una frase como para repensar, cuando se le preguntó si habían hablado algo en el vestuario. “Si bien está bien hablar, en el clásico hay que hacer lo que no venimos haciendo”, cerró.