El Matador necesitaba que uno de sus goleadores dijera presente y le tocó a Junior Arias, que marcó el 1-0 ante Godoy Cruz. Vojvoda lo bancó, y el uruguayo respondió.

“Estamos trabajando para que la pelota les llegue más clara a Junior (Arias) y Brian (Montenegro). Estamos más cerca de que eso suceda y que puedan llegar al gol. Tengo confianza en los dos. Ya va a llegar”.

La frase la dejó el DT de Talleres, Juan Pablo Vojvoda, ni bien terminó el partido contra Gimnasia La Plata y se consumaba el triunfo por 2 a 0, tras dos caídas seguidas.

Acababa de terminar ese juego en el que Gonzalo Maroni ingresó a los 10 minutos del segundo tiempo por Tomás Pochettino y había revolucionado a la “T”.

El juego en el que había irrumpido una interesantísima sociedad entre el exengache de Instituto y Boca y Juan Ramírez. En el que todo Talleres, incluidos Cubas y el mismísimo Guiñazú, se habían potenciado a su influjo.

Todo eso volvió a suceder ayer contra Godoy Cruz en el Kempes. Pero como aquel sábado, faltaba que alguno de los “9” del equipo la metiera.

Y el vaticinio de Vojvoda se cumplió a los 36 minutos del segundo tiempo del partido de ayer contra el Tomba mendocino, un gran y complicado equipo, que no por casualidad llegó como segundo de la Superliga y como último subcampéon del torneo.

Todo funcionaba como en el complemento del partido contra el Lobo. Talleres tenía la posesión de la pelota, todo se potenciaba al compás de Maroni, el equipo llegaba con peligro al arco visitante, Cubas se agigantaba, Guiñazú manejaba los hilos y “Leo” Godoy se proyectaba con decisión. Pero el gol del “9” no llegaba.

Y finalmente llegó. Quite de Cubas, cesión a Maroni, pase rápido al “9”, que ayer tuvo el nombre del uruguayo Junior Arias (Montenegro entró en los 15 minutos finales) y por fin rompió la sequía.

Junior hizo el gol que Talleres merecía y Vojvoda, sin tener la bola de cristal, pero con suma claridad para observar en el trabajo de campo qué corregir, plasmó en la realidad su pronóstico.

Junior Arias tiene eso

No es un “9” goleador y siempre le trajeron un jugador por delante de él. Sin ir más lejos, quedó relegado en la Superliga pasada por la llegada de Santiago Silva. Pero Junior tiene sangra charrúa. Es terco, empedernido, metedor. Si no se la dan, se mueve por todo el frente de ataque, se mueve por todos lados, va por derecha, encara por izquierda, cuando hay un hueco se mete por el medio. Nunca baja los brazos. Siempre tiene un plus. Y en esa jugada hizo lo que tiene que hacer un “9”. Cuando Cubas recuperó la pelota y se la dio a Maroni, Arias no le sacó nunca la mira de encima al juvenil enganche. Vio el espacio, lo ocupó, se acomodó, Maroni se la dio y a cobrar. A lo “9”, como ese “9” que Talleres necesita desde siempre y que tanto le cuesta tener a “full”.

Y así, por el gol de un “9”, pero elaborado como fue el primer gol del equipo frente a Gimnasia, con la participación de Maroni y Cubas, la “T” pudo ganarle a un gran equipo como el Tomba, tan intenso como el Albiazul. Al que lo atacó siempre y de todos los costados. Y que también lo hizo sufrir en alguna contra envenenada.

Rompió una paridad total contra un equipo con el que llevaba números totalmente equilibrados.

Apareció el “9”, pero también apareció el equipo ideal que estaba buscando Vojvoda. Que potenció todo lo bueno que había despuntado en la victoria contra Gimnasia.

Junior Arias, Vojvoda y Talleres lo merecían.