Guiñazú, de 39 años, es “el” recuperador y pasador top del torneo. El abrazo de Willington es el de todo Talleres. “Si la familia y el club quieren que siga...”, dice “el Cholo”.

El Mundo Talleres quiere que Pablo Horacio Guiñazú dure para siempre. Ese abrazo que le pegó Daniel Willington en el evento promovido por los Oviedo (ver página 28) es el de cada uno de sus habitantes que sueñan con que “el Cholo” siga con los cortos después de esta Superliga, pase lo que pase. El gesto de una gloria como “el Loco” Daniel no es gratis.

Se trata del abrazo del alma albiazul. De Talleres con Talleres. De ese anhelo de los hinchas por seguir viendo al tipo que organiza al equipo desde el profesionalismo de sus 39 años (el 26 de agosto cumple 40 años), al que le dio el ascenso a la “T” con el golazo a All Boys, el 5 de junio de 2016, al que es aporte elemental de este Talleres escolta de Boca y al que se le pedirá que sea la bandera de la aventura en la Bombonera, igual que el 2-1 histórico de 2017. Al que se supera día a día.

Desde aquel que arrancó con fractura en el malar apenas llegó hasta ser “el” recuperador (73 en 17 juegos) y de los mejores pasadores (845 sobre 910 totales) como que el presidente Andrés Fassi diga que es el jugador que no tiene la selección de Sampaoli y Messi.

Ese mismo “Cholo” es el que acepta contarle a Mundo D qué debe pasar para seguir más allá de este torneo y cómo es la previa del partido del 1° de abril ante el líder.

–¿Dejás que el clima pase al vestuario?
–Es inevitable. Vivimos con un teléfono en la mano. Es difícil transitar por la ciudad sin que nadie te recuerde que tenemos el partido con Boca o la situación en la que estamos. Hay que disfrutarlo. Muchísimo. No siempre se pelea arriba. Por más que tengas buenos jugadores o un buen grupo, a veces las cosas no salen. No se dan. Por la razón que fuera. Hay que disfrutarlo. Trato de transmitir eso todos los días. Realmente es muy difícil estar donde estamos. Hoy tenemos la chance concreta de jugar un lindo partido. No será ni la vida ni la muerte de nadie. Sino simplemente de un espectáculo que puede tener una gran trascendencia para ambos equipos. Vamos a enfrentar al puntero y al mejor equipo del campeonato. Esperamos estar a la altura, maestro. Simplemente les pido a los muchachos que estemos a la altura. Porque tenemos con qué y tenemos que seguir nuestro camino. Es la verdad.

La charla se interrumpe, “el Cholo” mete un freno. Está en familia con su esposa Erika y sus hijos Lucas y Matías. “No puedo parar. ¿Sabés quién me lo dice? Mi mujer”. Más allá de que “el Cholo” bromea con el hecho de que quieren que siga ganando “plata”, se sabe que su familia ha sido fundamental. Sobre todo Erika. Al inicio, al despertar al gigante que se iba a cuarteles de invierno antes de arrancar en Talleres, luego del ascenso y en el último receso.

–¿Hay “Cholo” para rato en Talleres?
–Viste cómo soy. Es realmente día a día. Lo estoy disfrutando desde que llegué. A medida que pasan estos momentos yo lo disfruto más. A lo mejor terminamos de forma excelente o no. Disfruto de estar en este club y en este vestuario. Llegado al término de esto, si yo sigo estando bien y siento que puedo ayudar a los pibes, a los compañeros y al club, sin dudas que lo hablaremos bien. Hay que ver bien por parte del club qué quiere y qué no. Soy muy respetuoso de eso. No soy nadie para decir “Voy a seguir”. No. Yo voy a seguir si el club quiere, si está de acuerdo, ¿entendés? Vamos con calma. Quiero terminar esto. Que es una recta final linda. Quiero estar con todas las luces y una vez terminado esto, me sentaré, primero con la familia, a analizar lo que sea mejor.