Así se definió el goleador de Talleres, que estuvo a horas de no ser jugador albiazul. Cada vez que marca, “la T” gana.

En el vestuario es “Juancito”; para el DT Frank Kudelka es Ramírez, el volante ofensivo que tiene Talleres que llega, sorprende y convierte todos los tantos que le faltaron a Emanuel Reynoso, aquel que iba a ser irreemplazable; para la gente es Juan “Talleres”, como le decían varios hinchas cuando estaban Cristian y Gabriel (hoy en Quilmes), con quienes tiene el mismo apellido.

Y para todos los habitantes del Mundo Talleres es “el renacido”, porque fue dado de baja con la famosa placa que el club subió en sus redes en agosto pasado, y que horas después bajó para darlo de alta nuevamente.

Porque alguien se dio cuenta de que podría tener una segunda oportunidad, hasta ser hoy, uno de los goleadores del equipo con cinco tantos, junto a Junior Arias, y una de las cartas ganadoras con las que el primer equipo albiazul tratará de vencer al líder Boca, como sucedió hace un año.

¿Todo eso es Ramírez? Eso y lo que dice sobre sí mismo. “Traté de reinventarme. Siento la obligación de hacer jugar al equipo. Es un desafío y una motivación. Soy Juan ‘el optimista’ porque la pasé mal y me levanté”, comentó.

–¿Cómo fue ser ex-Talleres por horas?
–Se terminó el contrato. Tomé mis cosas y me fui a Buenos Aires. Entrenaba por mi cuenta. Estaba volviendo de a poco porque aún no podía patear, tenía débil el músculo. Luego, por redes me agradecieron por los servicios prestados. Sabía que podía pasar, me lo habían comentado. Había jugado 100 minutos. Pero después, me llamó un directivo; luego hablé con el DT. Armé el bolso y volví. Fue clave la familia, ellos siempre están.

–¿Por qué te costó?
–Arranqué como extremo. Mi puesto habitual era de volante izquierdo y terminé adaptado a jugar de interior. Tuve una lesión que me duró casi seis meses. Fue un golpe duro en lo anímico y más cuando se te termina el contrato. Eran todas malas. El fútbol da revanchas. Por eso soy optimista. Pero no me imaginaba que sería así. Tengo cinco goles, la misma cantidad que en varios años en Argentinos.

–Cada vez que Ramírez anotó, Talleres ganó. Desde los dos goles ante River, pasando por los tantos ante Argentinos, Atlético Tucumán y Defensa. ¿Lo sabías?
–Sí y es muy importante porque si uno hace goles y el equipo no gana, no sirven. Es como no hacerlos. Los goles dan confianza. Hay que ir por más.

Román y Boca

Ramírez es un tipo agradecido. No solo por esta historia que escribe en Talleres, sino por su carrera misma. “Le hice un gol justo a Argentinos, que me dio la chance jugar en Primera y tener un sueldo digno para mantener a mi familia. Pude jugar con Riquelme. Compartir cancha con ese monstruo es impagable”, recordó.

–¿Cómo te imaginás el juego con Boca?
–Todos son finales. Pero con Boca es clave para descontarle puntos. El objetivo principal es clasificar a las Copas, pero se viene un partido de lo más importante.