La muerte de su padre, el sábado a la noche, le impidió conducir su 82° juego al frente del Albiazul, que ganó. Su ayudante, Raúl Armando, lo reemplazó.

El de ayer fue el primer partido que Frank Kudelka no dirigió a Talleres desde que llegó al club, a fines de 2014, para conducir a un equipo que deambulaba en el Federal A y no encontraba la fórmula para salir de ese tortuoso y complicado torneo. Su padre, Ensidey José, de 84 años, falleció en la noche del sábado, después de algunos días de internación en terapia intensiva, en San Francisco, cuando él estaba en la concentración del plantel en el Hotel Neper, aprestándose a cenar con un grupo de dirigentes y allegados del club.

El técnico albiazul había decidido volverse de la ciudad del este en la mañana del sábado para dirigir la última práctica antes del partido contra Atlético y tenía previsto también estar en el encuentro, para rendirle tributo al mensaje que su papá le transmitió desde niño: honrar el trabajo y el sacrificio, por sobre todo.

Sabía que el desenlace podía llegar de un momento a otro, pero con la máxima paterna presente, se volvió a Córdoba, esperando que lo peor no sucediera este fin de semana. Pero el celular le sonó a las 21.30, con la noticia menos esperada y debió partir con urgencia hacia San Francisco. Y desde allí hacia Freyre, su pueblo natal, donde velaron a Ensidey por la mañana y hasta las 17, la hora del sepelio y en la que, como una ironía del destino, también arrancaba el partido en el Kempes.

Mientras Kudelka pasaba ese trance, decidió que su ayudante de campo, Raúl Armando, estuviera en el banco conduciendo al equipo. Fue una situación estresante para la “Pepa”, quien trabaja con el DT albiazul desde 2010 y sólo tuvo una sola experiencia como responsable técnico de un equipo. Fue ese año, en Tiro Federal de Morteros (Argentino B).

Para los periodistas que habitualmente cubren Talleres, fue extraño no ir ayer a la tradicional conferencia de prensa que Kudelka ofrece tras cada partido. Y Armando, quien cultiva el perfil bajo, prefirió no hacerla, embargado por una congoja que sólo pudo mitigar el merecido triunfo contra los tucumanos.

Por supuesto, lo primero que hizo, en consonancia con los jugadores, fue dedicarle la victoria. Antes del inicio del partido, hubo un minuto de silencio pedido por la directiva, al que se sumaron los futbolistas de Atlético, reunidos en la mitad de la cancha.

“Este triunfo es para Darío. Uno nunca se puede imaginar que le puede tocar dirigir por la pérdida de un familia. No fue fácil, pero una vez que comenzó el partido mi obligación era concentrarme en el juego y que el equipo ganara. Es lo que él hace siempre. Traté de estar lo más metido en el partido”, contó Armando.

Después comentó: “Se me hizo más fácil porque estos chicos tienen incorporada la idea que les trasmite Darío. Y saben plasmarla en la cancha. Es lo que hicieron hoy, sin él en el banco. El equipo jugó muy bien y creo que ganamos merecidamente. Creamos muchas situaciones de gol y pudimos haber marcado alguno más, pero fallamos en la definición”.

Además, Armando reveló que cuando faltaban 15 minutos para el final del partido, Kudelka se comunicó con Diego Medina, uno de sus colaboradores, quien le transmitió un pedido del DT: “Dice que los laterales no pasen tanto” (ver la nota, acá).

“Ese es Darío. Un obsesivo del trabajo como yo. Ni siquiera con todo esto pudo olvidarse del partido”, cerró la charla “la Pepa”.