El paraguayo es uno de los más queridos del plantel. Y se tatuó el escudo albiazul, con las fechas de los dos ascenso conseguidos. "La Gloria no tiene precio", afirmó.


Deja la piel en cada partido. Entró al corazón del hincha de Talleres y se enamoró de los colores.


Por eso Rodrigo Burgos, uno de los más queridos por los hinchas albiazules, cumplió su promesa y se hizo el tatuaje con el escudo del club y la fecha de los dos ascensos conseguidos en siete meses.