Venció a Douglas. Lo mejor fue en la etapa de apertura. Luego, sufrió.

Un mejor ordenamiento táctico, en la etapa inicial, y un impecable trabajo defensivo en el complemento, le permitieron a Talleres quedarse anoche con un triunfo imprescindible, en una cancha indomable y volvieron a situarlo a siete puntos de ventaja de su perseguidor Gimnasia de Jujuy.

El primer tiempo se vio condicionado por el mal estado del campo de juego que lució poceado, mojado y escurridizo. Como una gelatina. Paradójicamente, hacer pie en esa cancha le costó más al local que a Talleres. El equipo de Kudelka se ordenó bien, trabajó el juego desde el mediocampo y se plantó con autoridad. Los primeros minutos fueron los únicos en los que Douglas complicó a Talleres con las proyecciones y desbordes de Rodrigo Cabalucci, por la banda de Ivo Chaves, quien se vio obligado a marcar en forma áspera. De hecho, fue amonestado minutos antes del cierre del primer tiempo.

Talleres generó juego a partir de Pablo Guiñazú, quien limpió la salida de la pelota y siempre divisó al compañero mejor ubicado. Fue el más inteligente. También tuvieron un buen desempeño Ezequiel Barrionuevo (adelantado varios metros) y Nazareno Solis (con su habitual desequilibrio).

Klusener estuvo presto y enchufado, sacándose marcas de encima o en el centro del área rival. Siempre generó peligro. A los 18 minutos, tras un corner a Barrionuevo, Quintana corrigió la pelota y el “9” batió a Garavano. Después de ese gol, el dominio de Talleres fue absoluto y de no mediar las imprecisiones de Solis y de Victorio Ramis, debió anotar un gol más.

En el complemento, Douglas apeló a la fuerza y a sus ganas para tratar de llevarse por delante a la “T”. El 0-1 lo animó, además de que el juego de Talleres perdió consistencia. La tarea del fondo impidió que el local llegara a más. Guiñazú se quitó todo, al igual que Olivera, mientras que Quintana fue impasable. Y la “T” mantuvo el 1-0.