La historia de Nélida. Tiene 89 años y estuvo internada. Sólo prendió el televisor para ver un partido de Talleres y hoy es la cábala de toda la familia, que sueña como ella: estar en Primera.

Fue un lunes diferente para todos. El invierno anticipado obligó a echar mano a bufandas y gorros de lana mientras el frío y la lluvia sacudían con fuerza la timidez del otoño. No fue el clima, sin embargo, el que hizo que los Rivas Fernández interrumpieran el ritual de ir a ver todos juntos a Talleres. La abuela Nélida estaba internada en el Sanatorio del Salvador, aquejada por una infección urinaria, y al cuidado de sus nietos Osvaldo y Johana.

Por eso, mamá Nancy fue por aquella vez la única representante de la familia en el Kempes. Desde la sala del hospital, la abuela le exigió que no le fallara al equipo que dirige técnicamente Frank Darío Kudelka.

Fue un partido extraño. Mientras el Matador le ganaba con autoridad a Atlético Paraná y ratificaba sus aspiraciones de ascenso a Primera, la cabeza de Nancy iba del Kempes al sanatorio. Bajo una camiseta suplente de Talleres, Nélida siguió estoica las alternativas de aquel 3- 0. “Estuvo casi 15 días internada y no quería ver televisión. Pero ese lunes que jugó Talleres me pidió que le comprara una ficha”, contó Johana.

“Hasta internada en el hospital ella alienta a la “T’. Con 89 años, lleva la camiseta de Talleres TE AMO ABUELA”. El posteo de su nieta en Facebook explotó en esa y en otras redes sociales. Irrumpieron decenas de comentarios, que mezclaban palabras de aliento y admiración por la “abuelita Matadora”. Hasta el crack Nazareno Solís le dedicó un “Me gusta” en Instagram.

Afortunadamente, dos días después, la abuela y sus nietos regresaron a su casa de barrio General Bustos, aunque los cuidados todavía siguen.

Sus cuatro hijos, ocho nietos, 12 bisnietos y la tataranieta, custodian a Nélida, que pasa las horas entre su recuperación y la expectativa por saber qué pasará con Talleres en el campeonato.

Los partidos un ritual

“Estamos convencidos de que vamos a ascender. Pero no descuidamos las cábalas”, avisa Nancy, que para cada partido que ven por televisión no pueden faltar su vasito de fernet y un paquete de Saladix. “Hasta la misma ropa nos ponemos”, confiesa.

Si juega Talleres, la casa interrumpe su ritmo habitual. “Hace un tiempo estábamos viendo un partido y mi mamá fue hasta la cocina y, mientras estaba ahí, Talleres metió un gol. Hasta que no terminó, no se movió de la cocina”, relató Nancy. “Mi mamá está al tanto de todo lo que pasa con Talleres. No se pierde nada. Pero, aunque se pone muy nerviosa, jamás insulta a los jugadores. Cero malas palabras. Le encanta que nosotros vayamos a la cancha. Lo vive con mucha pasión”, agrega Nancy.

La historia de la familia de Nélida es particular. Ella y su marido se instalaron en Córdoba después de vivir un largo tiempo en Buenos Aires, donde tuvieron sus tres primeros hijos. Los varones son de Boca; y Nancy, fanática de Talleres.

“Ni bien llegaron a Córdoba, mis padres se hicieron hinchas por un amigo. Yo me hice hincha por mi mamá y, aunque el padre de mis hijos es de Belgrano, yo los hice de Talleres. Por algo soy la madre, ja, ja”, cierra Nancy.

Con la “abuelita Matadora” recuperándose en casa, la familia siente alivio después de pasar varios días complicados. Ahora, la energía está puesta en Talleres… y en el ascenso.