Bebelo disfruta su presente en Talleres, aunque reconoce que debe soltarse más en la cancha. La historia del pibe que sufrió una herida de bala y pudo salir adelante.

Aquí está. Y no es poco. Para el DNI es Emanuel; para todo el resto, Bebelo. Es Reynoso, el zurdito albiazul que ya gambeteó al rival más difícil: un tiro que casi trunca su carrera y hasta pudo haber sido peor.

Fue en 2014 cuando le quisieron robar la moto y todo casi termina de la peor manera. Ante su negativa a entregarla, un delincuente le disparó en la rodilla izquierda y el sueño de jugar en primera parecía quedar en el camino.

Y de hecho estuvo bastante tiempo en stand by. Al plazo que llevó la recuperación, se le sumó un bajón anímico importante. El pibe no tenía fuerzas para volver a ser.

El club, que siempre depositó su confianza en él, lo acompañó y logró hacerlo cambiar de opinión. La historia del “10” en barrio Jardín tenía más capítulos por delante.

Volvió al Tallerito, llegó la pretemporada en México, el debut ante Aconquija, una nueva pretemporada… y los 12 partidos consecutivos entre B Nacional y Copa Argentina. ¿Y saben qué? No lo conocen. Ni un poco. Tal vez si a Emanuel Reynoso, pero no a Bebelo. Tengan paciencia, ya lo verán en toda su dimensión.Imagen de previsualización de YouTube

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¿Cómo se siente en la cancha? “Tengo que seguir metiéndole, tengo que agarrar más confianza. Partido a partido se me está yendo el miedo que tenía. Ahora estoy más tranquilo”.

El disparo. “Fue muy feo, pero le agradezco a Dios que estuvo conmigo en todo momento. Le agradezco al cuerpo técnico, a mis compañeros, a la directiva que siempre estuvo conmigo. La tuve que pelear mucho por el accidente en la rodilla”.

¿Por qué Talleres es puntero indiscutido? “Porque dejamos todo adentro de la cancha. Con sacrificio y humildad”.