¿Qué plantel de la B Nacional, y hasta de Primera, no sueña con tener a Pablo Guiñazú en sus filas? Talleres es el privilegiado equipo que cuenta con el ex Newell’s, Independiente, Selección argentina e Inter de Brasil, aunque por lesiones y reacondicionamiento físico, apenas lo pudo disfrutar dos partidos. Es que apenas firmó su contrato y en la segunda práctica, se fracturó la mandíbula en un amistoso ante Racing, lesión que lo marginó por casi dos meses. Apareció de titular ante Nueva Chicago, e ingresó tras el descanso ante Crucero del Norte.

Créase o no, más allá del entusiasmo, Talleres jugó sus peores 45 minutos en la temporada. Se ubicó como doble cinco junto a Luis Jeréz Silva, mientras Rodrigo Burgos fue el de contención metros más atrás, en le vértice inferior. Pero al salir Emanuel Reynoso (no tuvo su mejor noche tampoco), el albiazul se hizo un equipo más largo aún, ya que ni el “Cholo” ni Jeréz Silva tienen presencia en el área. Perdió poder ofensivo, el rival tomó control de los espacios y le empató. Bien pudo ganar.

Sería injusto echarle la culpa solo a Guiñazú, claro está, el dilema es que en un elenco que marcha puntero, no tiene lugar de entrada, a pesar de su basta trayectoria. Burgos-Jeréz Silva conforman la sociedad más equilibrada en el mediocampo, con réditos suficientes comprobables en la tabla de posiciones.

Quizás el DT Frank Kudelka siente alguna presión por tener a un referente de jerarquía internacional en el banco y quiera darle lugar. O en su impotencia por no mejorar el volumen de juego le soltara la responsabilidad al más experimentado. La cuestión es que en barrio Jardín la ilusión de ascenso sigue creciendo y no siempre se justifica dentro de la cancha, aunque la eficacia que tiene en la red rival, es pasmosa.

¿Guiñazú de titular o no? Por ahora, no tiene lugar, aunque es una pieza que siempre puede encajar y aportar sobremanera. Y tenerlo en el banco, no es fácil de soportar.