Talleres jugó uno de los peores partidos en lo colectivo y terminó festejando 2 a 1 ante Crucero del Norte, para quedar otra vez como supremo en la Ba. Nacional. Burgos, a falta de tres minutos del cierre, anotó el gol de la gloria.

Quizás no fue la mejor versión de Talleres en el Mario Kempes, pero cuando uno mira la tabla y lo detecta en lo más alto, ya todo es relativo. El albiazul continúa con su juego que no convence, sin embargo sigue al comando de la B Nacional, tras derrotar 2-1 a Crucero del Norte de Misiones, completando la 9ª fecha, y otra vez toma ventaja de tres puntos de sus perseguidores. El héroe de la noche fue Rodrigo Burgos esta vez no por su aporte sacrificado en la marca sino por el gol a falta de la caída del telón.El hecho de que Gimnasia de Jujuy lo había alcanzado provisoriamente a lo mejor le puso presión.

En la cancha se repitieron los males de siempre, porque sigue sin hilvanar juego asociado, se complica cuando sale jugando, por momentos el equipo es largo y lo terminan salvando las individualidades. En este caso, no había pisado el área del "Colectivero", hasta que Franci Coria le facilitó toda la tarea. Toque corto haia el arquero, bien despierto Nazareno Solís y a cobrar. Regalo total.

Pero se repiten los síntomas. Sin control de la pelota, mala administración y una necesidad casi masoquista de esperar que le conviertan para arrancar. Con el ingreso del experimentado Pablo Guinazú se buscó equilibrar, aunque lo mismo la visita siguió insistiendo. La igualdad llegó tras un cabezazo de Alejandro Pérez, merecido por lo realizado en la segunda etapa. Y entonces apareció lo de siempre a Talleres en los partidos de local: va ganando, le empatan casi de forma infantil y reacciona. Esta vez la gloria llegó a Burgos.Al que más corre y se inmola por la causa. Pelota parada, obvio, por cómo venía el desarrollo del juego, por el piso no iba a llegar la diferencia.

Talleres en soledad bien arriba. El festejo con menos brillo de toda la temporada. Pero pregunten en barrio Jardín si a alguien le importa, cuando la ilusión toma vitaminas permanentemente para lograr el ascenso.