Por una mano. Talleres lo ganaba por un golazo de Solís. Le cedió la pelota a Juventud que lo acorraló y encontró el empate con un penal tras mano de Olivera. ¡Qué lo tiró!

Nadie sabía que a Gualeguaychú, la tierra del carnaval y que espera todo el año este fin de semana largo para dar rienda suelta a la alegría, estaban invitadas “comparsas cordobesas” que no iban a desfilar en el corsódromo.

Se ocultaron en las calles cercanas al Estadio de Los Eucaliptus, allí donde juega de local Juventud Unida, se metieron en las tribunas y explotaron cuando una hilera de 11 hombres vestidos de azul y blanco salieron a la cancha. Nada de plumas, nada de disfraces. Sólo gargantas gritando “Matador, Matador”, como si les fuera la vida en ello. Casi 2.000 hinchas “neutrales” (de Talleres) alentaron ayer al albiazul en su primer partido de visitante en la B Nacional.

Y, hasta el minuto 44 del segundo tiempo, ganaba el concurso por mejor comparsa en el “sambódromo de Juventud”. El “rey”, Nazareno Solís, metió un golazo. Y el triunfo y la punta del torneo, estaban ahí. Pero, mano de Olivera, penal y empate. Fue 1 a 1 ahí, “sobre el pucho”.

El baile no fue completo, no fue de la victoria, pero, a juzgar por lo difícil del rival, que fue de visitante y a la T le faltan varios jugadores claves, “danzar por el punto” tampoco está mal.

Primero, la T. Talleres fue el dueño del primer tiempo. Por cantidad de oportunidades creadas que sólo faltaron de concretarse y por la presión que ejerció sobre el rival. Lo tuvo Solís más de una vez, lo tuvo Ramis y hasta Velázquez. No pudo ser.

De hecho, Juventud recién llegó con un remate franco al arco casi sobre los 30 minutos. Y casi “emboca” a Caranta con dos muy claras, gracias a un Barrado (qué jugador) que metió dos pases de gol de esos que sólo los que saben y tienen experiencia lo hacen. Talleres corrió mucho tuvo varias, pero daba la sensación de que si paraba la pelota un “chachito” podría haberse ido en ventaja.

Humedad en aumento. Apenas se habían acomodado en los asientos los que se disponían a ver el segundo tiempo, cuando un tal Nazareno Solís metió un golazo de tiro libre para la T (en complicidad con un arquero que calculó mal). Y Juventud parecía listo para el nocaut. Solís se lo perdió otra vez, solo frente al arquero, la picó y se fue apenas arriba del travesaño.

Inexplicablemente, el Matador comenzó a equivocarse y ceder la pelota. Y aparecieron los errores de Olivera y un “San Caranta” que sacó pelotas clave. Los cambios no dieron los resultados esperados y, cuando la comparsa cordobesa se despedía con todo en las manos, llegó el empate en el minuto 44, que dejó un punto con sabor agridulce.