Habrá que comenzar por el principio. Caranta es un profesional y puede seguir su carrera en el club que mejor satisfaga sus objetivos económicos, deportivos y personales. Los hinchas de Instituto, quizá con razón, pueden sentirse traicionados, retirar gigantografías y convocar a marchas de rechazo, pero el arquero sólo arregló un contrato conveniente para sus intereses. No insultó a nadie de Instituto ni tuiteó exabruptos.

En este casi salvaje fútbol profesional todo puede ser relativo: colores, declaraciones y archivos, a los que difícilmente, como en la política, alguien pueda resistirse. En esta puesta los actores principales son la oferta y la demanda. El que tiene la billetera más gruesa se lleva la mejor tajada. Fassi la tiene, pero también posee discurso, convicción, seducción y un proyecto tentador para ofrecer en Talleres. No llegó a ser un dirigente del fútbol internacional por un simple parto de la naturaleza.