Talleres puede ascender hoy contra Unión Aconquija. O el martes 27 en Formosa frente a Sol de América. O en un hipotético partido desempate en el Tetradecagonal. O en las siguientes fases por el segundo ascenso. Más temprano que tarde, la “T” subirá de categoría dentro de un campo de juego.

Fuera de él, hace rato que ya ascendió. Ascendió desde el momento en que un grupo de socios se hizo cargo de un club quebrado por otros socios que gastaron más de la cuenta y al no pagar las deudas contraídas (por esa ambición de entrar a copas internacionales, contratar planteles con grandes haberes y no honrar lo pactado), Talleres descendió al “infierno”.

El Fondo de Inversión pudo “normalizar” el club y la Justicia llamó a elecciones. Allí apareció Andrés Fassi para hacerse cargo luego de que los socios lo votaron para que sea el presidente. Más allá de los resultados deportivos, la institución de barrio Jardín cambió. Para mejor. Su imagen es otra y hoy la puede coronar con un ascenso. Pero, más allá de lo institucional, los que nunca descendieron fueron los hinchas. Ojo que escribo sobre los verdaderos hinchas y no de los barras que se creen los dueños de la tribuna a base de violencia.

Hoy los simpatizantes albiazules llenarán el Kempes. Ellos se merecen una alegría deportiva, porque el otro campeonato hace rato lo ganaron.