Leo Serrano palpita el choque del domingo en el Maiolino, entre el Depo y Talleres de Córdoba.

La última estación del largo periplo de la vida deportiva de Leo Serrano, es la misma que lo vio partir a los 14 años con rumbo a La Boca para jugar en la cuarta del Xeneize. Hoy con 38 años, después de haber vestido la camiseta de 18 clubes del fútbol argentino y del exterior, el arquero está de regreso hace un año en Deportivo Roca y el domingo será el custodio del arco Naranja, quien está a la espera del partido más trascendental de los últimos años.

"Poder defender el arco del club del cual soy hincha ante un grande como Talleres, es un mimo que me regala el fútbol. Lo estoy disfrutando mucho", asegura Serrano, quien por la lesión que arrastra Facundo Crespo, ante los cordobeses defenderá por tercera vez consecutiva el arco del Depo.

"Estoy en una altura de mi carrera donde al fútbol lo disfruto, ya no lo sufro. Cuando me toca jugar, lo hago con placer. Sino, soy el primero en alentar. Además, cuando Coco (Landeiro) me trajo al club con la idea de que sea el entrenador de arqueros de todas las divisiones. Me da mucha satisfacción tener a mi cargo los 20 guardavallas, además de estar al frente de la escuela de arqueros y jugar activamente. Más no puedo pedir", afirma Serrano, quien hace 10 años tuvo una experiencia inolvidable jugando en Tailandia e Indonesia.

–¿Es el partido contra Talleres el más esperado del Tetradecagonal?
–Es un club con mucha historia, que juega con 30.000 personas cada vez que lo hace de local y tiene la obligación de ascender. Por todo eso para nosotros será especial. De todas maneras la presión será de ellos. Claro que soñamos con llegar lo más alto posible, así que vamos a ver qué pasa y disfrutar de enfrentar a un grande del fútbol de interior.

–¿Qué le está faltando al Depo para ganar su primer partido?
–El equipo se está amoldando de a poco a otro nivel. En este escalón más arriba en el que nos encontramos hoy, las diferencias están en los pequeños detalles. El orden que tuvo Aconquija en Catamarca (0-1) marcó un nivel; la efectividad notable que demostró Defensores de Ramallo (2-3) el domingo pasado terminó haciendo la diferencia. Después nosotros apelamos a nuestra intensidad de juego para descontar y hasta merecer traernos algo. Debemos aprender a aprovechar nuestros momentos.

–¿Hasta qué punto te marcó jugar en un fútbol tan exótico como en Tailandia e Indonesia, con costumbres tan distintas a las nuestras?
–Fue la experiencia más linda que viví en mi vida. Fue en el 2004 a través de un representante chileno, que buscaba jugadores para colocar en Tailandia. Mandé videos, dieron el "ok" y partí desde San Juan, porque estaba en Desamparados. Jugué dos campeonatos allí y dos en Indonesia, que tiene un fútbol más competitivo pero con menos infraestructura. Tailandia es al revés, el nivel es más bajo pero todo lo que rodea al fútbol es de primera. El problema era la comida...

–¿Muy distinta a la de acá?
–No conocen el pan, no existe el horno y comen todo frito. La mayoría son derivados del pescado. Comen carne de cualquier cosa, menos de vaca. Cuando nos juntábamos con argentinos que jugaban en otros equipos para comer un asado, lo cocinábamos de la misma manera que acá, pero cuando comprábamos la carne nunca se especificaba de dónde venía.

–¿Cómo te imaginás el partido del domingo?
–Me imagino una cancha llena, pienso en una fiesta y ilusionados con poder ganar un partido histórico. Sobre todo por nosotros, porque este grupo merece estar más arriba y además para poner el nombre de Deportivo Roca en lo más alto del fútbol del interior. (W.R)