10 a 15 recuperaciones por juego. Son los goles del paraguayo guerrero que vive en el Mundo Talleres.

–Rodrigo. ¿Usted puede marcar en soledad en determinados momentos?
–Sí, Darío. Me la banco.

Palabras más, palabras menos, en ese diálogo con el entrenador Frank Darío Kudelka, se empezó a escribir la historia de Rodrigo Burgos en el Mundo Talleres. Hoy no se puede ni resfriar. Es “el 5” guerrero capaz de correr 40 metros a la redonda para recuperar todo. Su promedio va entre las 10 y 15 pelotas ganadas por partido. Los DT rivales buscan sacarlo a los costados para pasar por el medio, le buscan sus espaldas y casi siempre llega. De sus suelazos, el equipo se levanta. Solo o acompañado, no protesta y no se puede ni resfriar. Porque su ausencia, es difícil de suplir y eso le ha permitido ser reconocido en un ambiente exigente. “¿Si llevo la estadística de las recuperaciones? Ja. No soy jugador de buen pie. Me sale quitar y dar. Sabíamos qué campeonato íbamos a jugar. Ahora hay que demostrar lo que valemos y lo que hicimos desde la pretemporada. Hicimos un gran partido ante Antoniana, pero estamos tristes por la lesión de Nicolás Schenone, que fue tremenda. Por suerte, la de Javier Velázquez es menor. Les deseo mucha fuerza a ellos”, dijo Burgos.

¿Cómo fue tu primera charla con Kudelka y qué te pidió?
–Hablamos de cómo le gusta jugar y desde un comienzo me preguntó si me bancaría jugar solo. En el sentido de marcar solo en el medio. Le dije que sí, que me la bancaba en ese sentido. Tuvimos partidos en los que hubo que arriesgar en ese sentido. De poner jugadores con mayor vocación ofensiva. Yo me quedaba expuesto al marcar sólo con los centrales. Esperemos que ahora todo siga así, con un cambio en la manera de marcar. Pero yo me adecuo a lo que dice el entrenador.

–También supiste jugar condicionado por amarillas tempraneros o varios partidos en capilla...
–Sí. En esa posición, estás expuesto a la amarilla. Me toca hacer más el trabajo sucio, como se dice. Hay más roce con los contrarios. Estoy expuesto a eso. Trato de no hacer tantas faltas al principio. Sé que queda mucho partido por jugar y hacerlo condicionado no es lo mejor. Espero seguir así.

– Los técnicos rivales buscan llevarte a un costado y sacarte del medio. ¿Lo notás?
–Sí. En los primeros partidos, jugamos con los laterales muy expuestos. Al subir mucho, aprovechaban los rivales. Había que relevarlos y por eso me sacaban a los costados. Kudelka me pide más que me quede bien en el medio y no salir tanto. Por ahí no me doy cuenta que salgo tanto. Trato de hacer bien las cosas y dar todo de mí para el equipo.

–¿Cuál es tu sueño con Talleres?
–Subir a lo más alto. Talleres no merece estar en esta categoría. Talleres merece estar en la Primera, pelear los campeonatos y jugar copas Libertadores, copas importantes. Talleres es un grande y un equipo conocido en el mundo. Mi intención y mi sueño es llevarlo a lo más alto. De subirlo a Primera y pelear cosas más grandes.

–¿Hiciste alguna promesa?
–En Paraguay, hay una Virgencita que se llama Caacupé. Hace muchos milagros. Si logramos algo, iré a visitarla. Queda a 50 kilómetros de donde vivo. Iré caminando. Siempre la tengo presente. A ella y a Jesús. Voy a ser papá. Mi mujer está de cuatro meses. La familia, mi señora y mi hija son todo. Son motivo para correr y hacer bien las cosas.

–¿La vuelta a la selección de Paraguay sigue siendo un objetivo?
–Sí. Espero que el DT puede ver algunos partidos. Tengo la ilusión de poder volver a vestir la camiseta de la selección.

“Cuando llegué, Kudelka me preguntó si me bancaría jugar solo. Y le dije que sí”.