No es referencia a la impaciencia de la gente desde las tribunas: Cuando Talleres fue intenso en la recuperación de la pelota y no lo dejó salir a su rival, sacó diferencias. Cuando se quedó, terminó igualando con lógica 0-0 ante Defensores de Villa Ramallo.

Es cierto que ningún equipo del mundo puede presionar de la misma forma los 90 minutos. Se requiere una preparación directamente olímpica como para poder hacerlo. Sin embargo, cuando Talleres no le dejó espacios a su rival, Defensores de Belgrano de Villa Ramallo, lo asfixió en la salida y lo puso incómodo, sacó la mayor ventaja en el juego y pudo lastimar. Cuando el visitante se dio cuenta de que de esa forma, la cuestión se le iba a complicar, optó por cambiar el modo de iniciar las jugadas. Y el albiazul nunca más se pudo acomodar. Entonces, el 0 a 0 final terminó siendo predecible, justo, entre los dos equipos hasta ese entonces punteros del Federal A, que repartieron puntos y siguen en la vanguardia, ahora con dos nuevos habitantes.

Que se entienda: la crítica no va solamente porque dejó de presionar. Y no tuvo influencia esa intolerancia desde las tribunas, donde cuando restaba poco tiempo para el final no dejó de murmullar. El callejón sin salida del elenco que conduce Frank Kudelka tuvo que ver con la escasa generación de juego. Casi no pateó al arco en el segundo tiempo, ya con su oponente replegado en el campo de juego. Le cedió la pelota, retrocedió y los de barrio Jardín fallaron en esa materia. Lo pudo ganar, sin embargo, el empate tiene sabor a justicia, porque no hubo una gran diferencia marcada entre uno y otro.

Kudelka no cambia su receta: 4-2-3-1 inamovible. No alteró el sistema, los cambios fueron solo pieza por pieza y entonces siguió sin sorprender. Algo del atrevimiento de Aldo Araujo como para destacar en un Talleres que pareció extrañar al elegante Juan Pablo Francia en el primer tiempo pero cuando ingresó en el complemento nada pudo hacer para cambiar la historia. Le faltó esa cuota necesaria de imaginación para quedarse con los tres puntos en casa.

La más clara incluso fue de los de Ramallo, con ese remate de Bruno Tonarelli que salvó providencialmente Lucas Ischuk. Araujo hizo atragantar el grito sagrado a todos cerca del final, con esa individual que no tuvo ángulo para definir. No mucho más. Tener más la pelota no significa dominio. Tan cierto es que se quedó sin opciones como que Defensores se refugió y se olvidó del arco de Ischuk. Una dosis de realidad para Talleres, en un torneo que no siempre lo tendrá con brillo.

La figura
Juan Ceballos. El enlace de Defensores siempre se hizo espacios para jugar y generar a pesar del cerrojo de volantes de Talleres. Fue peligroso. Mayorga fue clave en la contención. En Talleres, lo mejor fue Araujo.

El árbitro
Luis Lobo Medina (Regular). Presuroso para amonestar, buscó autoridad pero ignoró un claro penal de Bay a Burgarelli.

La clave
Talleres hizo diferencias cuando lo presionó la salida del rival. Cuando Defensores buscó otra salida, se acomodó y no dejó pensar. El Albiazul no supo salir de ese enredo.

Uno por Uno Talleres


Ischuk: (5) Dudas cuando intentó salir jugando.
Chaves: (5) Atento para desbordar, dejó espacios en su espalda.
Goiri: (7) El más firme de la defensa. Sólido.
Olivera: (6) Muy bien en los cierres.
Bay: (5) Correcto a la hora de los centros, le pesó la inactividad.
Burgos: (5) Salió a cortar, no fue tan firme como otras veces.
Raymonda: (5) Se lo extrañó, no pudo ser el peldaño inicial de juego.
Barrionuevo: (5) En su defensa, la pidió siempre. Pero le faltó resolver.
Piergiácomi: (4) Absorbido por la marca.
Araujo: (7) Ágil, veloz, si Talleres tuvo ilusión fue por su acción.
Eial Strahman: (5) Sin espacios para mostrarse.
Francia: (5) Escasas apariciones.
Velázquez: (5) No encontró los caminos.
Ortega: (6) En poco tiempo, mostró atrevimiento.