Pasó el equipo de Arzubialde. Tras el 2-2 en tiempo reglamentario, ganó 5-4 en la definición por penales.

“Ganamos. Pudimos hacer el partido que queríamos en algunos momentos. Es una victoria importante”. A través de sus palabras, Héctor Arzubialde, el entrenador de Alumni de Villa María, ofrecía una alegría mesurada sobre el avance de ronda de sus dirigidos, quienes celebraban a más no poder haber dejado en el camino al Talleres de Ángel Guillermo Hoyos en la ronda inicial por Copa Argentina y por una definición por penales que fue 5- 4 a su favor, tras el 2-2 en tiempo reglamentario. Ahora, los de Villa María jugarán con Tiro Federal ( R).

Pasado, presente y futuro se le cruzaron por la cabeza al DT del elenco villamariense. Terminaba de convertirse en un inesperado verdugo de Talleres, el que lo forjó hasta convertirlo en un potente zaguero y el mismo que en la última de sus gestiones lo despidió de la dirección técnica siendo líder en el Argentino A, ahora llamado Federal A, con la dirigencia actual que dejará el mandato del club el 30 de noviembre.

Fue un partido especial para Arzubialde, también para sus jugadores, quienes aprovecharon al máximo lo que le dejó la versión alternativa que Hoyos puso en la cancha, esperando que varios de los pibes que jugaron anoche puedan sumar para ese cambio futbolístico que necesita dar para poder lograr el ascenso a la B Nacional en los cuatro partidos que siguen.

El primero de los cuales será ante Ferro Caril Oeste de General Pico, La Pampa, el próximo domingo a las 18, en el Estadio Mario Alberto Kempes, el escenario de anoche.

Fue una noche especial para Arzubialde y también debía serlo para Hoyos, el villamariense que enfrentaba al equipo más poderoso de su ciudad y quien hacía su presentación en el Kempes.

“Volví a este estadio después de 30 años. Fue lindo”, dijo “Hoyitos”, crack en Talleres y ahora puesto a ganar el reto de lograr lo que no pudieron Jor g e Gh is o y Sergio Coleoni.

Y pese a la urgencia, salió a escena con un Talleres alternativo ( 10 cambios con respecto al 0- 0 ante Independiente de Chivilcoy), pero agresivo. El tridente de delanteros formado por Pablo Ortega (el más picante), Diego Martínez y Favio Álvarez. Con gran apoyatura de los volantes Ezequiel Barrionuevo y la subida permanente de los laterales Rodrigo Chávez y Kevin Chirivino, al punto de que durante varios pasajes Talleres quedó defendiendo con Julián Fernández y Rodrigo López. La consigna era jugar a uno o dos toques lo que recién tuvo profundidad con la ráfaga por la que Martínez y Barrionuevo convirtieron el 1- 0 inicial en 2-1 parcial. ¿ Lo peor? Lo de siempre. Las distracciones que suceden en cualquier táctica. Bolzicco hizo un golazo, tras aprovechar una salida errónea local y Sebastián Godoy convirtió un penal que se generó en otra equivocación albiazul.

Emanuel Reynoso, Jonathan Acosta y Victoria Ramis le dieron frescura y la “T” entusiasmó. Pero nada alcanzó a disimular una imagen inadecuada para el momento que vive Talleres. El estadio con tres mil personas no fue por la disputa de la Copa y por el equipo alternativo, sino por el andar errante del primer cuadro, los errores dirigenciales, los cruces de la etapa electoral y las cuestiones de seguridad provocadas por la barra que quiere que el administrador que venga valide el combo de prebendas por el que pelea. ¿Quién se hará cargo?