Habla Ballarino, gerente deportivo. El nuevo manager enfrenta las críticas y cuenta cómo será su gestión. La relación con el Fondo y Escribano. ¿Quiere ser DT? Habla de todo. Al hueso.

A continuación una charla cruda. Áspera. Intensa... Mario Ballarino, nuevo gerente deportivo de Talleres, habló con Día a Día. De todo. De su regreso al club después de más de una década. Sin pelos en la lengua. De frente. Habla de los amigos y de los enemigos. Bancándose el dedo de los acusadores que lo señalan. De su “acuerdo” con Rodrigo Escribano. De si viene a ser DT. Habla del famoso tema de los juveniles. De cómo será esta gestión, después del descenso al Argentino A. El nuevo plantel y su relación con Ghiso. Un diálogo largo, por todos los temas. Ballarino dice por qué volvió y a qué. Pero también dice cuándo se irá.

–¿Cómo fue llegar a Talleres en esta etapa?
–Me habló Rodrigo Escribano de si estaba dispuesto a agarrar y, a pesar de que habíamos tenido alguna serie de diferencias con él, decidimos poder darle una mano a Talleres. Él y yo decidimos dejar de lado los distintos puntos de vista que teníamos y pensar Talleres de acá hasta diciembre para tratar de que ascienda y que no se pierda todo lo hecho.

–A juzgar por tus dichos... suena raro que digas que te llamó Rodrigo (Escribano) cuando habías dicho que era imposible mientras él estuviera. ¿Qué cambió?
–No, cambió él, yo pensé que nunca podría estar en Talleres mientras él estuviera porque, evidentemente, varias veces me había reunido y nunca se daba. Entonces decía que mientras esté él no iba a ir porque cada vez que me reunía se caía la posibilidad.

–Evidentemente cambió él, porque si nunca podían cerrar nada y vos tenías la predisposición...
–Siempre tenía la posibilidad y el consenso de la demás gente y no se daba. Pensé que era él el que impedía que yo estuviera en Talleres, pero a la luz de los hechos se ve que no era así o a lo mejor sí y él cambió la forma pensando que en este momento pudiese ser útil.

–¿Era cuestión del otro lado?
–No. Si yo me tengo que hacer cargo de un proceso y no me dejás decidir a mí lo que tengo que hacer yo me voy, porque después no me voy a hacer responsable de lo que yo no decida. Si me hago responsable dejame decidir a mí. Si no me tenés confianza, no me llevés. Yo me voy a hacer cargo y responsable de todo. No le voy a echar la culpa a nadie. Si yo acepté esto es por una serie de cuestiones, para que el club no pierda todo lo que ha hecho y porque, aparte, hay una necesidad imperiosa de ascender y yo tengo gente muy amiga dentro del Fondo, gente que quiero mucho, Don Hugo (Bertinetti), Escalante, Maslub (no pertenece más al Fondo), al mismo Roggio. Yo desde que jugué en Talleres a los 18 años he cobrado muchas veces porque ellos ponían plata. Y los vi muy golpeados en este momento, los vi que el descenso los había chocado fuerte y les debía cosas.

–Entonces faltaba que te quisiera Rodrigo (Escribano)…
–Mi interna bien no te la puedo decir cómo era. Yo vi en él que tuvo el gesto de llamarme. Me dio esa sensación que no me querían y por eso dije lo que dije (que nunca iría a Talleres mientras esté Escribano en el club). Yo de acá hasta diciembre, quiero que Talleres ascienda. Que esa gente más allá de que se quede o se vaya, que lo hagan como gente que toda la vida ayudó al club. Yo la viví, no me contaron que ponían plata. Yo los vi. Desde los 13 años soy socio del club. Esta gente no puede quedar en la historia así como estaban quedando (...) Sabía dónde me metía, sabía que me va a pegar mucha gente que no me quiere, que hay mucha gente que espera que me vaya mal. No es algo que me afecta, tengo fuerzas para agarrar el desafío y tengo el convencimiento de que Talleres va a ascender. Con esto cumplí con esta gente y conmigo.

–¿Te sacás una espina?
–Sí, más que una espina personal y una deuda moral que tenés con gente que te ha ayudado tantas veces en tu vida, no les podés fallar. Era más fácil no meterme en problemas, pero lo quiero hacer.

–¿Qué se puede ver de este equipo, qué se puede esperar, cual es tu diagnóstico?
–En lo que a mí respecta va a ser un equipo que no le va a fallar a la gente ni a nadie en cuanto al esfuerzo y a la entrega. Es un grupo corajudo, bravo. Hay tipos guapos que nos van a representar en los lugares a los que vayan. Va a ser un grupo que no va a tener excusas de nada. Si tienen que ir a jugar a una cancha fea o sea linda, mejor, y si pueden jugar al fútbol jugarán bien como le gusta a Ghiso y si hay lugares que no se pueda, van a ganar con el alma. Eso es lo que yo espero del grupo. Hay convencimiento y temperamento que yo les veo que tienen. Después se hace mucho más fácil meterles una idea futbolística. Es un grupo que si responde con temperamento lo demás es agregarle cosas. Ahora cuando es un equipo frío, híbrido, por más que hagás lo que hagás no tenés forma de hacer nada.

–¿Está muy bastardeada la camiseta de Talleres?
–Yo noto que incluso la misma gente de Talleres se ha acostumbrado a estar en lugares que el club no debe estar. Por ahí ponen excusas que no son acordes a la historia que tiene el club. Entonces lo que uno busca con estos chicos, con estos jugadores, es no tener excusas. Saber la camiseta que están usando, la historia que tiene y que no va ninguna excusa de nada: que los otros se agrandan con Talleres, que la cancha es fea. No hay excusas. Si ellos se agrandan, vos tenés que agrandarte el doble por la camiseta que tenés puesta.

–Esas excusas no existen…
–No pueden existir como también ponernos a pensar qué rivales nos iban a tocar. Yo quería ver qué viajes nos tocaban, nada más y después que pongan al que pongan, el que sea. Si uno vivió la historia de este club no puede estar viendo si te toca San Martín de Tucumán o quién.

–En Talleres es un verso gastado eso de “la camiseta”...
–Yo de afuera estoy cansado de eso. Igual que el hincha. Y ahora que tengo la chance de estar adentro estoy haciendo que lo que me cansó a mí y a los hinchas no pase. Hay que devolverle al hincha... Y se va a sentir identificado por este grupo que se va a matar en la cancha y que no va a tener excusas de nada. No podemos tener excusas y en eso trabajo yo. Tengo toda la confianza de que estos chicos puedan cambiar de nuevo la historia del club. Gente que se entregue en una cancha, ejemplo de persona y de profesionales para los pibes que vienen de abajo. Puede ser el punto de partida. Por eso estoy acá, sino me quedaba en casa. Estaba tranquilo en mi casa.

–¿Hablás con los jugadores, hacia dónde apuntas y qué es lo que hay que fortalecer en este grupo?
–Yo tengo una opinión futbolística y del equipo y no la doy porque para eso está el técnico. Sí cuando viajamos a Rafaela (triunfo 3-1 sobre Newell’s por la Copa) sabía que teníamos una chance de perder por el rival que era. En el amistoso con Belgrano vi muchas cosas que me gustaron y en el partido con Newell’s solamente tenían que estar convencidos que le podían ganar, que se olvidaran que tenían a Maxi Rodríguez enfrente que había jugado la final del Mundial. Sacando esa garra, ese temple, se pelea cualquier partido y lo hicieron muy bien. El planteo de Jorge también, que salió a jugar bien. Fue para que la gente vuelva a creer después de tantos golpes. Decirle que estamos vivos.

–Llegaste a Talleres con un técnico puesto. Hablaste con Ghiso bastante. ¿Hay coincidencias con él o hay que pulir algunas?
–Yo lo apoyo en lo que haga falta. Él no va a tener otro problema que encargarse de que el equipo funcione. Es un hombre que tiene muchos años en el fútbol y muchos más que yo como para ir a decirle algo. Podemos conversar de fútbol pero que yo le pueda imponer estamos muy lejos. Lógicamente que nadie puede menospreciar toda la trayectoria que tiene Ghiso. Tenés que escuchar, aprender y darle todas las condiciones para que se pueda lograr el objetivo.

–Decías que tenés una deuda moral con la gente que está en Talleres. ¿Con el club no?
–No, ninguna. Hice todo lo que pude. Hice un predio con mi plata y quedé libre en la época de Muttoni y devolví la plata que me dio San Lorenzo y le correspondía al club

–¿Qué predio hiciste?
–El predio de la circunvalación lo hice yo. Pero a eso no lo pone nadie, ¿me entendés? Que Talleres tuvo las mejores inferiores no lo pone nadie; que clasificó a la Copa Libertadores cuando yo era manager y elegía a los técnicos y a los jugadores y a eso no lo pone nadie; que les devolví plata no lo pone nadie. Ahora, para hablar pelotudeces es espectacular.

–¿Y por qué está tan instalada esa idea (negativa)? no digo que es algo que te persigue y por lo que decís vos dormís tranquilo, pero es algo que te acosa, en el imaginario del hincha, de la gente.
–Lo tomo bien porque no es problema mío. No me interesa lo que piense la gente, ni algunos periodistas, nadie. Yo voy a hacer mi trabajo que es ascender... y me voy a mi casa feliz. No escucho la radio, ni los tuiters, ni mails. Vivo en el medio de la montaña. Los demás que opinen lo que quieran. No vivo yo de lo que opinan los demás. Hay un montón de gente, salgo a la calle y no tengo problemas. Me interesa lo que piensen mi grupo de amigos y mi familia, mi gente. Si me tengo que poner a pensar lo que opina la gente...

–¿Te volvés loco?
–No, es que no soy político. O me querés o no me querés. Y los enemigos, al frente, como decía Napoleón. Ponémelos allá al frente. Ni a los costados ni atrás. Yo a los enemigos míos los tengo al frente, a todos. Sé quienes son, sé quienes van a hablar y ya está. Listo, son enemigos, qué va a hacer. No se puede ser amigo de todos cuando uno tiene convicción. No transo, no pago para que hablen bien de mí. Sé cómo es el juego éste y yo no lo juego, decidí no jugarlo nunca. Me aguanto la que me toca.

–Decías que hasta diciembre estás en el club. ¿De ahí en más?
–Hay elecciones en noviembre. Después se verá. Por ahora la mente mía es que ascienda Talleres y volverme a mi casa. Terminar mi ciclo en el fútbol y es lo que tengo en mente hoy.

–¿Eso es lo que tenés en mente, terminar tu ciclo en el fútbol así?
–Sí, a no ser que haya una cosa proyectable en el tiempo con un sustento... ni está quién va a ser presidente, no está nada. Entonces, retirarme del fútbol tranquilo conmigo mismo sería darme ese lujo y que mis hijos puedan ver a Talleres dar una vuelta olímpica y que el padre haya sido parte de eso.

–Pero ascender a la B Nacional de nuevo estaría todo por hacer. ¿Y vos hablás de retirarte?
–Sí, en caso de que no haya algo seguramente muy serio... Son dos cosas distintas, las de ascender y ver qué es lo que venga en el club. No pienso qué vendrá, no sé.

–Esté quién esté ¿si hay un proyecto será para que sigas?…
–Hay que ver, no sé. A mí no me hace falta trabajar en Talleres para vivir. Va por otro lado... Es un desafío muy corto. No podés tener futuro si no ascendés. Si no ascendés tengo que ir a mi casa y no salir por diez años, ¿me entendés?

–Como la frase de Salum… “ascenso o infierno”.
–Llamale como quieras, no ascender será la tristeza más grande que me puede haber tocado en la vida. Fracaso, como vos quieras.

–¿No ascender también es un fracaso tuyo?
–Por supuesto. Todo lo que puedas meter, fracaso, tristeza, todo lo que vos quieras poner es lo que voy a sentir yo si no ascendemos.

–Pero vos estás convencido de que van a ascender.
–Seguro, sino ni vengo acá. Me estoy jugando muchas cosas para no estar convencido de que vamos a ascender. Y aparte hay muchísima gente que está esperando a que me vaya mal. Entonces, me alienta mucho el desafío, me gusta más.

–Hay enojo en tus palabras…
–Sí, pero no es una sensación, es una realidad. Y sé quiénes son los que quieren que me vaya mal. Se nota, te das cuenta de la gente que sigue buscándole la vuelta. Están buscando que me vaya mal a mí para que le vaya mal a Talleres.

–¿Qué sembraste para cosechar esos enemigos?
–Ser honesto e ir de frente y hay muchos a los que no les gusta. Este es el país de la transa y la corrupción y cuando vos no entrás en esa tenés enemigos. Vos ves cómo funciona el país, no te lo cuento yo.

–El fútbol tiene eso en transferencias, los negociados...
–Habrá buenos y malos. No tengo a nadie que venga a decir: “Vos hiciste esto, hiciste el otro”. Yo voy para adelante... Si me enfrento y me banco lo que yo digo es porque no tienen nada para encontrarme. Si lo tuvieran no estaría ni hablando. Estaría callado y escondido. Como no tengo miedo a que me encuentren nada los enfrento.

A Talleres lo salvaba del descenso


Ballarino fue “candidateado” por un sector del Fondo para que fuera DT albiazul después del alejamiento de Arnaldo Sialle. Y se reunió con Maxi Salas, en ese momento, gerente deportivo: “Maxi como jugador y como chico ha sido extraordinario. Tuve una buena relación con él”.

–En su momento, se hablaba de vos como sucesor de Sialle y él te dijo que no estabas en sus planes como entrenador de Talleres…
–Sí, fue así. Me dijo las cosas de frente y yo también le respondí de frente. Por eso no tengo nada qué decir... Lo banco porque me dijo las cosas de frente. Creo que no se tuvo en cuenta mi trayectoria al decirme que no estaba capacitado... Y yo veía que se estaba yendo al descenso y no sabía cómo decírselo... No le tengo rencor a la gente que me va de frente. Cuando te dicen las cosas de frente no tenés nada qué decir, macho. Y Maxi tuvo ese gesto. Conmigo va a tener una excelente relación.

–¿Vos decís que en ese momento cuando se fue Cacho (Sialle) Talleres se iba al descenso? La dirigencia estaba convencida de que esto se revertía y vos decís que se iban a los caños. ¿Siempre lo viste así?
–Lo vi mal desde el arranque del torneo y la última chance que tenía de encaminarlo fue en el receso que fue cuando yo me reuní con él antes de que viniera Forestello…

–¿Lo salvabas?
–Seguro que sí. Estoy totalmente convencido como lo estoy ahora…

–Disculpame que te haga el jueguito... ¿Vos decís que agarrabas Talleres en ese momento y no se iba al Argentino A?
–No. No se iba. Sino, no me paro ahí adelante como ahora. Si vos me decís ahora que si me hago responsable de esto te digo que sí. Sino me voy a mi casa y no asumo (...) Esto es fácil después decir que yo no armé el equipo o lo otro. ¿Por qué no lo decís antes? Decilo antes de agarrar. Si tenés convicciones no agarrés, después son excusas baratas.

–¿Qué fallas veías que eran graves en ese momento y que había que revertir?
–Primeramente que se habían elegido muy mal los refuerzos. Era un plantel que en ese momento si ganaba Douglas Haig, quedaba un partido colgado y, si lo ganaba, Talleres estaba en zona de descenso. Era una realidad. Había terminado en la primera rueda en el descenso... Entonces si hiciste una primera rueda de descenso, algo hiciste mal. No podés volver a errar con un técnico, con los refuerzos porque te vas a ir al descenso (...) Tenés que tener mucha convicción para poder salvar y yo veía que no había eso. Lo hago a modo de comentario, no a modo de crítica. Lo más valedero de eso, es que tanto Escribano como Salas, aunque yo no estuviera de acuerdo, me lo dijeron sentados en una mesa de frente y no tengo nada qué decir.

–¿Por qué decías que volvías a Talleres por una deuda moral?
–No, yo tengo una deuda moral con la gente que te nombré (Bertinetti, Escalante y otros) y tengo una revancha personal porque yo en Talleres bajo mi mandato, desde las inferiores hasta llevarlo a la Copa Libertadores creo que fue el pico más alto de su historia, más allá de la final del ‘78, Talleres jugó una Copa Libertadores que no la había jugado en su vida, el torneo más importante de su vida y nadie valoró o resaltó todo lo bueno que se había hecho. Me parece que no me merecía irme como me tuve que ir de Talleres.

–Me pongo en fiscal y te pregunto: ahora llegaste con un plantel armado en un 90 por ciento, el técnico sigue siendo el mismo. ¿Dónde se va a ver que Ballarino ha laburado como gerente deportivo en este posible ascenso si es que se da?
–Lo que pasa es que ya venía conversando hace tiempo y algunos de los refuerzos que vinieron yo también había opinado y dado mi versión. Y otros que no y me parece que están bien elegidos. Y me parece que están dadas las condiciones para la otra cosa que yo pueda agregar que es apoyar a Ghiso para que pueda ascender. No hay una cabeza deportiva en el club y había quedado un poco acéfalo. Entonces no es solamente que ascienda, sino que también el club tiene un trabajo hecho en inferiores que hay que coordinarlo y ver incorporaciones de pibes. En el club, más allá de quién esté después de las elecciones, no tiene que sufrir ningún cimbronazo. Lo tenés que dejar intacto para que al que le toque ser presidente encuentre un club ordenado y que pueda desarrollar el proyecto que tenga en mente en adelante. Es mi función de acá a fin de año. Y si no asciendo será una de las frustraciones más grandes de mi vida, eso está claro.

No vine a ser entrenador


–Entre los mitos de “Ballarino a Talleres”, está que agarraste como gerente deportivo para después terminar siendo el DT del equipo. Y está claro que vos tenés el bichito del técnico adentro…
–No, no tengo el bichito del técnico. Yo lo que haría en Talleres es formar técnicos para que dirijan técnicos del club en la primera. Representativos, como los tiene Newell’s. Se va uno y viene otro. Entonces, me gustaría que Talleres tenga jugadores que se identifiquen con el club y que cuando dejen de jugar se capaciten para dirigir, hagan inferiores, que luego sepan qué jugadores han llegado y de qué manera... Y que no les tiemble la mano para poner un pibe porque ya los conoce. Pero yo, querer ser técnico por querer serlo, no... Que la gente que esté en el club esté identificada y sea más allá de que yo esté o no esté. No es una ambición personal la mía.

–¿Abandonaste el buzo de DT?
-Sí, yo me fui de Talleres y no quise dirigir más. El único lugar que yo tengo del fútbol es Talleres. Si hay un lugar para hacer un proyecto como soñé siempre, podré estar. Y si no, en diciembre me vuelvo a mi casa.

–¿O sea que se derriba la idea de que Ballarino vino a Talleres “con el serrucho” en la mano?
–No, de ninguna manera. No voy a dirigir Talleres. Fue simplemente el año pasado que me lo pidió el Fondo, que diera una mano para que Talleres no descendiera. Pero si se daba era para dirigirlo en esa segunda parte del año, salvarlo y que nombraran otro técnico. Hace falta otra cosa. ¿Qué me vale ser técnico en un club en el que no funcione un proyecto? Es en el único lugar donde trabajaría. Hoy hay que trabajar donde hace falta al club y no donde yo preferiría.

–Hasta en su momento dijiste que podías ser dirigente de Talleres, no sé si presidente…
–Sí... Hay que prepararse para ser presidente. Estoy muy preparado en la parte deportiva, pero en la parte de gestión, no. Entonces, momentáneamente no estoy capacitado para ser presidente de Talleres. El día que lo esté, quizás lo pueda ser. Aventurero no soy... Hoy ser presidente de un club como Talleres no es para cualquiera.

–Otro de los mitos sobre la llegada a Talleres es: “Ballarino viene a robar pibes”.
–Yo no puedo responder eso. Es responder a un tipo que no entiende nada de fútbol…

–Hay como una idea negativa de tu anterior paso por cobrarte con jugadores en su momento.
–Al estar en el fútbol ya saben quién es cada uno. Si vos que sos periodista ubicás la época, ves quién era el presidente (Dossetti), quién era el secretario. Don Hugo Bertinetti era el vicepresidente. Podés agarrar a esas personas y vas y les preguntás. En vez de hablar estupideces por ahí les preguntás, te sacás la duda y decís la verdad. Yo no tengo que aclarar nada... Preguntale a Bertinetti que era el vice en ese momento. ¿Hay alguien más serio que ese hombre? Busquen a los que estaban ahí. ¿Qué voy a responder a algo que no tiene sustento?

–En aquel momento (2001-’02), el club era un descalabro y se dio una situación en la que no tenían cómo pagarte una deuda y sucedió esta cesión de jugadores.
–No, lo que hicieron fue vender a algunos juveniles y con eso me pagaron… Se vendieron jugadores, cien, mil jugadores. Se llevaban jugadores en banda. Si venía Petrone, al que viniera le vendían. Y que hayan vendido algunos jugadores y con esa plata me paguen a mí no sé qué es lo que tiene de malo. Y me pagaron una parte, no todo. Los que la quieren interpretar mal la interpretan mal, es gente que te quiere hacer daño. En Córdoba nos conocemos todos.

Jugador. Fue defensor central. Jugó en Talleres 111 partidos y anotó cinco goles. En San Lorenzo 88 (11 por Libertadores) y en Belgrano 24.

DICE QUE NO VIENE A SER DT. “No voy a dirigir Talleres. El año pasado me lo pidió el Fondo (un sector), que diera una mano para que Talleres no descendiera”.

LOS CHISPAZOS CON ESCRIBANO. “(Escribano) tuvo el gesto de llamarme. Me dio esa sensación que no me querían y por eso dije lo que dije. Estoy hasta diciembre”.

LOS JUGADORES PRESTADOS. “A los chicos que prestamos los vamos a seguir. Tienen que tener libertad para seguir su carrera. Y los que vuelvan no sean relleno”.

INFERIORES EN EL CLUB. “Hasta diciembre no se va a mover nada. Acá se va a encontrar con algo ordenado y no con algo devastado o que se despelotó”.

BALLARINO Y LOS ENEMIGOS. “A los enemigos los tengo al frente, a todos. Sé quienes son, sé quienes van a hablar y ya está. Listo, son enemigos, qué va a hacer”.

BALLARINO, SOBRE EL DT GHISO. “Nadie puede menospreciar la trayectoria que tiene Ghiso. Hay que darle las condiciones para que se pueda lograr el objetivo”.

TALLERES, LA IMAGEN ACTUAL. “La misma gente de Talleres se ha acostumbrado a estar en lugares que el club no debe estar. Hay excusas que no son acordes”.

AQUEL COBRO CON JUVENILES. “Que hayan vendido algunos jugadores y con esa plata me paguen a mí no sé qué es lo que tiene de malo”.

El perfil. Mario Alfonso Ballarino tiene 46 años, es cordobés y fue jugador de Talleres y tuvo un paso también por Belgrano. Fue defensor, zaguero central, y también tuvo varias temporadas en San Lorenzo de Almagro. Luego, en Talleres fue manager en la gestión de Carlos Dossetti hacia fines de los ‘90 y principios de los años 2000.