La novela de evitar el descenso. Se abrió el capítulo de Jorge Ghiso, quien soñaba con ser actor y dijo que para salvarse hay que jugar bien. Se esperanzó hasta las lágrimas en la presentación.

El nombre de Jorge Ghiso ya tenía sus primeras horas en el Mundo Talleres. El reto de “ganar siete partidos” de los 11 que quedan (la misma cantidad de triunfos que tiene el equipo, pero en 31 encuentros jugados), su primera charla con los jugadores en el predio, el diálogo permanente con Sergio Coleoni, el entrenador interino al que relevó, fueron referencias que se guardó para el primer cara a cara con los jugadores, en un entrenamiento que se hizo en el predio Amadeo Nuccetelli y a fue a puertas cerradas.

“Vitrola” asumió el rol de tratar de convencer a los jugadores que es posible. “Si están acá en Talleres es por algo. No cayeron de casualidad. Nadie les regaló nada. Conozco bien a varios de ustedes y quizá la gente no los quiere ahora. Pero los terminará queriendo, porque conmigo van a rendir”. Palabras más palabras menos, ese fue el mensaje para sus dirigidos.

Luego, en el momento de la conferencia, y desplegó su artillería. Como lo hizo en sus dos gestiones con Instituto y en todos los clubes que dirigió. La escena era seguida por no menos de 70 periodistas, empleados de la Boutique, hinchas como René “el Colorado” Battán y por las redes sociales y la transmisión en vivo de la conferencia por radio Impacto. Tenía todo la atención y supo jugar sus cartas.

“Trataré de salvarlo jugando al fútbol. No concibo otra forma. Si le pegás para arriba vuelve antes. Pero no hay que arriesgar donde no se debe. Se entrenará. No puedo hacer milagros. Que los hinchas me puteen a mí. No, a los jugadores. No soy el salvador. Los que lo salvarán son ellos. Deben convencerse, sacarse presión, aunque la situación sea difícil”, fueron sus primeras palabras de una conferencia que se extendió por más de una hora.

Y estaba tan convencido de poder salvar a Talleres, que en un momento se quebró. “... lo del jugador es un trabajo adentro de la cancha. Pero hay que hacerlo con alegría. La mayoría de ustedes periodistas, a los que conozco, habría querido ser futbolista. Yo hubiera querido ser actor. Yo me recibí de periodista deportivo para saber cómo piensan. Y aprendí. Soy feliz haciendo lo que hago y me emociona hablar...”, señaló “Vitrola” y tuvo que parar porque lagrimeó. “A ver. Yo no puedo prometer nada. Sí honestidad y alegría. Y lo hice esta mañana. Quiero ver a un equipo contento. Y no que llegue a la cancha y esté triste. Ghiso va a pasar por Talleres. El club va quedar. Es muy grande. Vengo de Audax Italiano en Chile e iban 500 a la cancha. Ojalá me puteen 40 mil porque querrá decir que algo hago. Trataré de equivocarme lo menos posible. Si eso pasa, y a los jugadores les va bien, saldremos”, agregó Ghiso.

– Se emocionó...
– Cómo no me voy a emocionar. Talleres es un grande. Pienso en salvarlo. Si no se da, y si me dan la chance, lo dirigiré en el Argentino A. Pero no pienso en eso.

Y las repercusiones de sus dichos comenzaron a verse. “Si nos llega a salvar, que haga una novela como actor principal, jajá”, comentó por Twitter Gustavo Cohen. El propio Battán tiró: “Si quiso ser actor, esto podría ser Avenida ‘ Vitrola’, en lugar de Avenida Brasil. Que esta novela tenga el final deseado”.

Tan convencido está que decidió arreglar por partido y lo reconoció. “Estaré hasta que logremos el objetivo y si no se obtiene, y hay voluntad, lo dirigiría en el Argentino A. No te llaman cuando todo está bien. Ojalá pasara lo de Martino en Barcelona”, dijo Ghiso. Cuando arregló por primera vez con Instituto, “Vitrola” firmó el contrato y ahí nomás la rescisión. Sobre el juego del sábado ante Defensa y Justicia en el Kempes, señaló: “El partido más difícil es este, porque es el primero. Pero hay que empezar ganándolo. Capaz el sábado no vean un cambio radical, vamos a trabajar sobre eso. De a poquito”.

– Son pocos días.
– Pero algo se puede cambiar. Con los inteligentes todo sale mucho más rápido. Hay jugadores que leen el juego. Una cosa es jugar a la pelota y otra leer el juego. Si tenés cuatro o cinco que juegan a lo mismo cambiás al equipo. Yo a Rafaela llevé jugadores que se formaron en una escuela donde me formé yo. A Atlético lo acomodé con Toranzo y Faurlin. A Instituto lo acomodé con Bogado, Faurlin y Morales Neumman. Trataré de trabajar en doble turno lo que se pueda, para que capten más rápido el mensaje. No soy difícil. Me gusta jugar bien. Ante Independiente el equipo lo hizo por momentos. Se puso muchas ganas, pero se corrió mal. Se perdieron las marcas, que no salió a tiempo del fondo.

El fútbol de los vivos


Por Hugo García | hgarcia@lavozdelinterior.com.ar

“Cuando llega un DT nuevo, es cambiante. El que no estuvo bien hoy, es porque está partido. El fútbol es para los vivos y hay que jugarlo con alegría. Si voy a entrar pensando que la pelota quema, que me van a putear, que no entren. Si gambetean, que lo hagan. Algo tienen para estar acá. Esta camiseta no se la dan a cualquiera. Lo tienen que demostrar”. Las palabras de Jorge Ghiso a los jugadores son distintas, sólo en la forma. En el fondo, tuvieron el mismo sentido que las ya pronunciadas por Arnaldo Sialle, Rubén Darío Forestello y Sergio Coleoni.

Ahora Ghiso les vuelve a marcar el mismo camino que sus antecesores: el de demostrar. De recuperar esos requisitos que los convirtieron en profesionales y capaces para habitar el Mundo Talleres. Son 11 finales para no descender, dicen los más optimistas; son 11 finales para ascender dicen quienes creen que el equipo ya descendió. La apuesta de Ghiso es a jugar para ganar. Lo cree. Por eso vino. Aunque los resultados y el desequilibrio entre el acto defensivo y ofensivo sea notorio. El plan es claro. Para generar fútbol, Talleres necesitará la pelota. Para ello será clave cómo logrará recuperarla. La presión deberá ser asfixiante. Esa cuestión y las pelotas perdidas en la salida o la cantidad de faltas ofrecidas al rival en adyacencias del área, son las cuestiones básicas que deberán trabajarse. Como la de mirar el envío aéreo, habiendo perdido la referencia de la marca o quedarse habilitando el ataque rival por no salir a tiempo. En todo caso, son cuestiones que deberán entenderse nuevamente.

Aunque parezca mentira. Arriba, el equipo ha cumplido algunos objetivos de juego ya que Díaz, Barrionuevo, Álvarez y Pavón han generado el abastecimiento para un Klusener ya no tan efectivo. La mesa está servida nuevamente. Hora de demostrar, en tiempo de descuento.