Pura coincidencia. Como futbolista, el actual DT de Talleres vivió su momento de gloria ante Independiente, al que le anotó un gol en 1982. ¿Tendrá otra tarde feliz?

“Mirá lo que son las cosas. Como jugador y como técnico debuté ante Ferro y ahora, que nos jugamos muchas cosas en Avellaneda, recuerdo que ante Independiente tuve el partido más importante de mi carrera”. Así, a pura coincidencia, Sergio Coleoni recordaba aquella tarde del 16 de octubre de 1982, cuando con los pantalones cortos cosechó los primeros elogios de su campaña en Talleres, el mismo club que lo ve dar por estos días, a los 53 años y de manera interina, sus primeros pasos como entrenador principal del plantel superior.

“Independiente – le recordó ayer el técnico interino de los albiazules a Mundo D– venía puntero y nosotros con un montón de muchachos suspendidos, porque en la fecha anterior nos habían expulsado unos cuantos jugadores ante Boca (Carlos Guerini, Victorio Ocaño, José Reinaldi y Jorge Coudannes). Pero por suerte nos salió un gran partido, yo entré en el segundo tiempo por (Daniel) Valencia y anoté un gol. Ganamos 3 a 1. Ojalá se pueda repetir algo bueno para este partido que se viene”.

De punto y con polémica. El contexto de aquel partido de 1982 no le ayudaba a un Talleres que, después de haber sido semifinalista en el Nacional, venía siendo protagonista en el Metropolitano.

Independiente, sólido puntero y con cinco unidades de ventaja sobre la “T”, llegaba con el equipo habitual (sin Bochini, que se había lesionado en el certamen anterior ante Unión San Vicente), mientras que los dirigidos por Ángel Labruna tenían siete bajas y venía de caer en la Bombonera ante Boca Juniors (1-2), en un partido cargado de polémicas y en el que los de barrio Jardín se sintieron perjudicados por el arbitraje de Claudio Busca.

“El Feo” Labruna, un especialista en calentar el ambiente, hizo arder la previa con declaraciones sin medias tintas y exhortando a los hinchas albiazules a que “se metan dentro de la cancha y en el camarín del árbitro, si es necesario, para que se decidan a respetar a todos por igual”.

Es que el DT no podía entender que, además de las sanciones de Ocaño y Guerini (expulsados en la cancha), se le sumaron las de Reinaldi y Coudannes, a quienes Busca los expulsó por protestar al final del partido, una medida que el entrenador conoció recién dos días antes del partido ante el Rojo. A sus ausencias se sumaron las de Daniel Riquelme, Pedro González y César Mendoza.

Festejo con revancha. Independiente representaba por entonces al “caballo del comisario”, ya que todo fallo favorable a los de Avellaneda se asociaba a la figura de Julio Grondona, quien por entonces llevaba tres años en el sillón al que se “atornillaría” hasta nuestros días. Por eso, sumado a la rivalidad creciente desde la histórica final de enero de 1978, el partido tenía un sabor especial.

“Me acuerdo que mi gol fue después que J. J. López me la puso por arriba a las espaldas de ( Hugo) Villaverde y ( Enzo) Trossero y yo definí por debajo de (Carlos) Goyén. Un rato antes habíamos hecho una jugada calcada, pero la jugada fue anulada por of fside. F ue algo fantástico, ante un estadio repleto”, contó Coleoni.

“En aquellos años La Voz exhibía sus fotos en la vidriera de calle Colón y ese día pusieron la de mi gol. Mi vieja la vio y se animó a entrar al diario para pedir que se la regalen. Gracias a ella la conservo hasta el día de hoy”, recordó.

Mañana, Coleoni y Talleres saldrán otra vez de punto ante Independiente. Y en barrio Jardín ruegan que el juego de las coincidencias no se detenga.