La Navidad de Tomasito. Tuvo un vuelco personal por el apoyo recibido desde el Departamento de Acción Social del club.

Hay otra vida después de la tragedia para Tomasito. Y quiere salir adelante. Pero, más allá de la enorme labor de la comunidad educativa del colegio San José en Alto Alberdi, fue Talleres que también se transformó en un lugar de contención para Tomy. “Vinieron Favio Álvarez y el Cuni Francés a merendar con Tomasito. Además el plantel y muchos jugadores que ya no están como Rezzónico o Gianunzio están en contacto con nosotros”, dice Juanjo Carreño, el abuelo de Tomasito que tiene el anhelo de recuperarse, de que su carita pueda transformarse en algo “más normal” y de que su vida pueda seguir sin problemas.

En esto, mucho tuvo que ver también el Departamento de Acción Social del club. Talleres tomó partido en la causa por Tomasito y se realizaron colectas, pero principalmente un apoyo afectivo indescriptible. “Me encanta ir a la cancha. Quiero ir siempre”, dice Tomy que ha sido asociado por la institución por las tareas que llevan a cabo Sebastián Carnero y Lorena Guzmán. Además, el departamento trabaja muchísimo con obras de caridad y apoyo a muchos hinchas albiazules que necesitan una mano. “Nosotros ahora en unos meses estaremos yendo otra vez a Buenos Aires y tenemos mucha expectativa por la operación total de rostro, la primera grande que tendrá Tomasito. Y Talleres ya nos dio la palabra de apoyo para continuar con nuestra lucha”, cuenta Gisel.

Para eso se habilitó una cuenta bancaria y una caja de ahorro para colaborar con Tomasito. Mientras, Talleres sostiene trabajos sociales de apoyo al pibito que “ha vuelto a vivir” como dice su familia.

“Además a Tomasito le encanta el fútbol. Sabe mucho. Y le encanta jugar. Tiene la ilusión de entrar en la escuelita de fútbol de Talleres y ojalá que lo podamos anotar”, dice el abuelo.

“Yo veo al Barcelona y al Kun. También la Juventus de Carlitos (Tevez) y voy a la cancha a ver a Talleres”, dice Tomy.

“El fútbol, con ir a la cancha, lo ayudó mucho a socializar de otra manera. Tomasito ya no siente vergüenza como en otros momentos. Creo que le hecho de haber ido a la cancha de chiquito, de que la gente lo salude y lo aliente le cambió la cabeza”, dice la mamá.

Después de la desgracia por aquel incendio que se llevó a su papá, a Tomy le quedaron secuelas importantes en la cara y en las manos, le ha costado caminar por la calle. Pero con la labor de las maestras, padres y compañeros en la escuela y con la preocupación que demostró Talleres, ayudando con muchos gestos hacia el chiquito, su vida hoy es muy diferente.

“Por ahí vamos por la calle y es lógico que alguien lo mire de una manera distinta. Nosotros nos hemos acostumbrado y él también. Sabemos que vamos a tener que trabajar durante mucho tiempo y quizás para el resto de su vida en lo psicológico, pero vamos a salir. Por suerte lo que sucedió con Talleres ha sido espectacular. Siempre le vamos a estar agradecidos al club y al colegio San José toda la ayuda que nos han dado”, cierra Gisel. Juanjo se abraza con Tomy. Tomy se abraza con la mamá. La mamá se abraza a la idea férrea de las madres: la pelea por sus hijos. La Navidad de Tomy será diferente de ahora en más. Y en “T”erapia, porque a veces, con tan poco se puede hacer mucho.