Continuidad. Chacho puso mucho en juego y ganó. Si perdía renunciaba. Pero el equipo reaccionó, venció a Sportivo Belgrano y terminó coreado por la tribuna. Sigue al frente.

Iban 30 del segundo tiempo, y Talleres se quedaba con dos menos. Arnaldo Sialle miró el reloj, gesto sistemático en los técnicos si los hay, y supo que faltaba mucho, más que un Cacho. Ya había hecho una mueca de contrariedad cuando salió por precaución Rodrigo Cháves, uno de sus soldados, que no estaba al 100 por 100 pero quería estar adentro, pelear por la continuidad del DT en la cancha. Y ni que hablar de la cara de Sialle cuando un duro como Nievas se fue a lágrima viva por la luxación de hombro. Ganaba Talleres 1-0 y Sportivo parecía controlado, pero faltaban 15 minutos. Una eternidad. Y Cacho volvió a mirar el reloj.

Era tiempo de ganar y el técnico lo sabía, porque se había puesto plazos y lo había dicho, después de la dolorosa caída ante Almirante Brown en casa. Algo que reafirmó por el duro traspié en Misiones. Y su “auto-ultimátum”, tras la reunión del lunes con la dirigencia: “Si no ganamos me voy”.

El DT que terminó con la pesadilla del Argentino A, el mismo que volvió a invitar a soñar de nuevo en la B Nacional, ahora no podía dormir por el comienzo en falso de la temporada. Por la deslucida salida de la Copa Argentina, con replanteos sobre la marcha y a mitad del río, y con seis partidos sin ganar, justo él que había hilvanado una racha de más de 20 batallas sin perder. Parecía inexplicable. Costaba creer que Sialle tambaleaba, porque sus espaldas son anchas pero el propio entrenador disparó su largada en una carrera contra reloj, sabiendo que era la hora de dar respuestas.

Por eso Sialle miró la hora. Y faltaba mucho. Y había un montón en juego. Por eso había tomado un trago refrescante en el gol de Sánchez Sotelo para controlar el ardor de la tensión en las entrañas. Por eso seguía el cotejo al borde del campo, se agazapaba en cada pelota parada para Sportivo, quería entrar a cabecear cuando se le caían los guerreros en su área... Y esos tiempos que se habían acortado en las últimas semanas, ahora se hacían interminables. Y Lamolina adicionaba más. Y se venía todo San Francisco a buscar el empate, hasta Rigamonti. Miró una vez más el reloj y el árbitro hizo lo mismo. Y lo terminó. Y Cacho Sialle fue el primero en salir, sabiendo que no se iría.

Y camino al túnel hizo un breve saludo con Héctor Chazarreta, uno de sus colaboradores, y otro para Nacho Rinaldini, el gerente, y se hundió en el estómago del Kempes sintiendo que de a poco se le desataba el nudo en el propio.

Mientras que desde las tribunas bajaba un desacostumbrado “que de la mano, de Cacho Sialle, todos la vuelta vamos a dar...”. ¿Desacostumbrado? Si hace apenas cuatro meses era Gardel. Si antes del torneo el equipo no desentonaba en los amistosos con los de Primera. Pero es una canción conocida que cuando los resultados no aparecen, el director de orquesta es el que debe salir del escenario. Así de cruento, así de tajante.

Abrazo grandote. Todavía con el gesto adusto, el mismo gesto de siempre en realidad, Sialle formuló sus primeras declaraciones al seguir como DT de Talleres.

“Estoy contento porque fue un partido con muchas adversidades, la expulsión, Nievas que se sacó el hombro... Cuando nos quedamos con dos menos lo teníamos que cerrar. Hubo mucha respuesta anímica del equipo, el apoyo de los jugadores está desde el primer día. Son los que más sufren. Yo dije que si no ganaba me iba, era una decisión mía y mantengo mi palabra”, testimonió Cacho.

El propio entrenador justificó porque dijo lo que dijo un par de fechas atrás. “En un club de la magnitud y la historia de Talleres, cuando estás siete partidos sin ganar, es lógico que el técnico tambalee. A lo mejor no tenía que haber hablado porque se generó una historia, que para mí es normal. porque después la vida continúa. Talleres va a seguir siendo Talleres y yo voy a seguir siendo Sialle”, recapituló.

De todos modos, aclaró: “Yo ando por la calle y siempre noté respeto de parte de la gente. Ya está, me olvidé. Pensaremos para el día viernes, en Jujuy, para ver cuál es el mejor equipo que voy a poner”.

También resaltó el apoyo de la gente, porque ayer se escuchó el aliento, como ante Brown se oyeron los silbidos y reclamos. “Vi un apoyo incondicional de la gente. Le mando un abrazo grande y le agradezco mucho a todo el pueblo de Talleres”, afirmó, con la voz impregnada de emoción.

Después, insistió en la relación con los jugadores, que según reiterados rumores, estaba resquebrajada. “La banca de los jugadores estuvo siempre. Nos manejamos siempre igual, en las buenas y en las malas. ¿Qué querés? ¿Qué le demos una ametralladora para entrar a la cancha? No salen las cosas, no salen. Nunca les reclamé nada”, enfatizó.

Y hasta se dio tiempo de ironizar. “Mirá que gané como 50 partidos y nunca vi tantos periodistas como hoy (por ayer). Me vienen a hacer notas los que nunca venían cuando ganábamos”.

Sin mirar el reloj, se dijo que era momento de irse, porque sabía que se quedaba. Por eso, contestó rápido cuando le preguntaron “¿No te permitís festejar esto”? Y subrayó: “No, ni ahora ni nunca”.

La semana de Sialle


Plazo, Cacho. Tras la caída pasada por 1-0 ante Crucero el entrenador albiazul quedó “tecleando”. Anunciaron reunión.

Siga-siga. “Acordamos que dirija con Sportivo. Sialle dijo que si no hay un buen resultado se va”, contó la dirigencia.

Vuelta al trabajo. Los jugadores trabajaron con normalidad. El DT metió seis cambios respecto al 11 anterior.

Puso la cara. El titular del Fondo Rodrigo Escribano se juntó con los jugadores. Hablaron, hubo autocrítica.

Y al final festejó. El equipo respondió y la T ganó su primer partido en la B Nacional. Lo necesitaban todos.

Los números de Arnaldo Sialle


73. Vía el periodista Mauricio Cóccolo, Arnaldo Sialle “por todo concepto”, lleva dirigidos en Talleres 73 encuentros y con al triunfo ante Sportivo alcanzó un 59% de eficacia. El técnico de la T, después de la victoria de ayer ya tiene un acumulado de 35 victorias. En tanto, perdió 13 y empató 25. Bajo su mando, el equipo anotó 115 goles mientras que recibió 71.

6. Son casi la totalidad de los años que pasaron desde la última victoria de Cacho Sialle como entrenador de un equipo en la Primera B Nacional.

7-0. Creer o reventar: La última victoria de Sialle como entrenador en la B Nacional fue ante Belgrano. El 10/11/07 como DT de Independiente Rivadavia, aplastó a la B 7-0.

10. Eran los partidos en la B Nacional que Talleres había hilvanado sin ganar. Sialle logró quebrar la mala racha de tres empates y dos derrotas en fila.

Talleres, el cubo mágico de un principiante

Por Julio Moya

Una cara ya está completa: Había que ganar este domingo. La otra cara aún está sin terminar: el equipo no aparece. Del otro lado, otra de las caras, también está incompleta: el hincha intercala sufrimiento y alegría. Este nuevo Talleres, otra vez en la B Nacional, es como el jueguito del cubo mágico. Pero el de los principiantes. Esos que se ponen contentos porque arman bien un color, aunque no tenga terminado el resto. Y si quiere armar bien del otro lado, de este otro se le desarma.

Así será, con mucho ejercicio, ensayo y error, admisión de culpas y el siempre necesario “baño de humildad”. Con todo ese laburo, la T podrá quizás hacer que, al final del torneo, los colores le queden bien en cada uno de sus lados. Para eso habrá que estudiar bien los trucos que le permitan gozar de la solución. Ayer se dio un paso. Había que ganar. Que el DT pudiera seguir. Un matiz entre tantos colores.