Claves. Diego Aguiar (se fue lesionado) y Pablo Santillo fueron las grandes figuras del 1-1 de la T ante Unión en Santa Fe.

Sintió un ardor en la espalda. Molestia lumbar. Pero nadie repara en los dolores de los arqueros. Los solitarios del fútbol son la metáfora cruel de la marginación del puesto. Son la utilidad de los equipos, los que siempre están ahí, frente a la orden de “fuego”.

Y así como se “soban” en soledad, también los festejos son en su intimidad del área 18. Del otro lado de la medialuna, la franja separatista del fútbol.

Diego Aguiar siente dolor mientras el resto corre. Y, encima, Talleres la pasa feo. Ya lo han peloteado como para que la ropa luzca manchones de tierra. “Yo sentí la molestia ya en el calentamiento, pero no le llevé el apunte”, le dice el 1 de la T a Día a Día después de haber sobrevivido a los 90 y pico contra un Unión felino, intimidante.

Aguiar está lesionado y mandó sus señales de humo al banco de suplentes. Mientras, el asedio no se detiene. Unión juega más en el campo de la T. Trata de atacar hasta que a los 27, Evangelista saca un bazooka de sus alforjas y Aguiar tapa lo imposible. Pero, aún en medio del trance y la tensión, Jara se la cruza bajo el arco detrás de un ramillete de piernas. Y el 1 vuelve a salvar al equipo.

“Fue durísimo, la verdad que ya sentía un dolor tremendo en la zona lumbar. Pero las pude sacar. Y no daba más, no sé qué será, espero que nada grave. A veces uno tiene que tomar estas decisiones por más que esté en el mejor momento de su partido”, agrega Aguiar con cara de alivio y cansancio. Tuvo que pedir el cambio y dejar la cancha.

Después de su salida, para buena fortuna del equipo llega el gol albiazul. Y a todo eso, Pablo Santillo ya la estaba pasando mal en el arco albiazul. “Ni pude acomodarme que ya sentí cómo me exigieron. Fue un partido tremendo y muy duro”, relata el jugador número 12.

Goles de arqueros. Muchos, tildados de perros verdes, otros de bichos raros, a los arqueros nadie les festeja en la cancha los goles que acaban de salvar. Porque no se cuentan. Nadie dice: “Vamos atajando 5 a 2”. Pero ellos sí los cuentan. Sueñan con que un día en el diario alguien escriba: Talleres ganó 15 atajadas a tres.“La verdad que sentí algo así como milagroso. Cuando vi que la pelota cruzaba y que no llegaba, para mí era gol. Pero pegó en el palo. No tenía nada qué hacer porque se metía adentro”, sentencia Santillo.

Unas cuatro claras había sacado el 12 de la T. Era el segundo tiempo y, por atropello, Unión había empatado ya con el gol de Correa.

Si el partido hubiera sido en el barrio, a Santillo lo hubieran envuelto como a una momia de tantos raspones. “Hubo un momento que eran imparables. Por suerte pudimos conseguir un punto que fue muy bueno para nosotros. Tiene un gran valor”, cerró el golero. La última del partido lo obligó hacer vista. Estaba lejos, vencido.

Talleres se salvó no porque Unión desperdició bastante. También se salvó de perder sólo gracias a sus arqueros.

Mientras el resto puede celebrar el puntazo, sus arqueros pueden festejar tranquilos. Ellos ganaron ayer.

El tercero. El equipo de Sialle aún no puede ganar. Igualó ante Sarmiento (2-2) y Douglas Haig, en un tanto. No puede.

El titular. Aguiar. Nació el 4 de septiembre de 1981 en Santa Fe. Tiene 31 años. Se inició en el club Ben Hur, donde estuvo desde 2005 a 2008. Luego, Unión de Sunchales, Antoniana y Desamparados. Suma 209 PJ en su carrera. Desde 2012, en la T.

El 12. Santillo. Nació el 7 de marzo de 1982 (31 años). Se inició en Chacarita en 2001 y luego pasó por Atalanta y Banfield. En 2008 jugó en el Barcelona de Guayaquil, en Ecuador. En 2009 estuvo en Racing de Avellaneda. Luego Banfield y Talleres. Tiene 147 partidos en su carrera.