Aceptó jugar en la “T” y no en Primera División con Olimpo, donde fue goleador. Hizo los tantos ante San Lorenzo y parece seguir en la senda de los artilleros del último lustro.

Si hay algo que Talleres le ha dado a sus hinchas en el último lustro han sido goleadores. Desde aquel Luis Salmerón del último Talleres de la Primera B Nacional y los que le sucedieron, como Damián Solferino, Adrián Aranda, Claudio Riaño y Sebastián Sáez, hasta Gonzalo Klusener dejaron su marca.

El nuevo especialista es Juan Ignacio Sánchez Sotelo. Se lo conoce como “el Lobo” para la comunidad futbolera que empezó a conocerlo en Racing de Avellaneda; mientras que para sus afectos es “Cacho” o “Juani”.

Se trata del hijo de Luis Alberto , defensor de Boca y Platense en las décadas del ‘70 y ‘80, quien clavó dos golazos ante San Lorenzo, el domingo pasado, en el amistoso previo al debut en la B Nacional, a jugarse el sábado ante Sarmiento de Junín.

“Le salí delantero. Es un fenómeno. Mi viejo es ídolo, me aconseja en todo. Vendrá con mi vieja al debut. Es lindo tener a parte de la familia. La verdad es que el Mundo Talleres es fuerte. Es un equipo grande que convoca mucha gente. Pero estoy contento sobre todo porque el equipo jugó bien ante un gran rival como San Lorenzo de Almagro. Ganamos y fue lo más importante de todo”, comentó Sánchez Sotelo, disfrutando de su día libre.

“Estoy contento, ¿por qué no soñar que nos irá bien? Es un buen grupo que logró el ascenso, una actitud y se merece lograr lo mejor. Igual hay que ir paso a paso. En el vestuario gana la música de Salmerón. Le mete con todo al cuarteto. Navarro me ayuda con Callejeros y No te va a gustar. Veremos qué sale”, dijo “el Lobo”, quien como varios de los goleadores que llegaron a Talleres, primero lo hicieron sufrir.

“Ja. Seguro que me venían siguiendo, pero el día que jugamos ese partido festejo por el ascenso, me tocó hacer un gol apenas se inició. Ese día me hablaron para venir a Talleres. Y acá estoy”, contó el delantero.

–Fuiste potente en el 1-0; sorpresivo en el 2-0...
–Por suerte, la pelota entró. En el segundo gol fue la primera opción que se me ocurrió para que el arquero no pudiera reaccionar. Salió y fue importante. En el primero, fui a dividir una pelota con Alvarado.

–¿Un goleador debe acostumbrarse a arreglárselas solo?
–En el 2-0, Gonzalo Klusener la quitó, la jugada siguió con Barrionuevo y luego Agustín Díaz me dio el pase. Pero la obligación es presionar a los defensores. En otras situaciones de juego, si no salen las cosas hay que ponerse al servicio del equipo y habilitar a los compañeros.

–En Olimpo formaste una buena sociedad con Gustavo Bou, ¿con quién crees que te podrás entender mejor en Talleres?
–Hay recambio. Estamos para sumar. Con Gonzalo, Salmerón y Juan Tévez. Tiramos todos para el mismo lado y apoya al que le toque jugar. Eso nos deja tranquilos.

–¿Por qué no te quedaste en Olimpo para jugar en Primera?
–La promesa era la de comprarme el pase. Ascendimos y no pasó nada. Apareció Talleres y acá estamos.

–¿Se ven candidatos?
–Hay que pensar en el partido que viene. Se viene el debut con Sarmiento y hay que aprovechar la localía. Paso a paso. Después vendrña el partido por Copa Argentina con Estudiantes de Caseros. Estoy feliz por todo lo que generamos en pocos partidos y espero que sigamos por la senda del triunfo.

Legajo nutrido. “El Lobo” jugó 14 partidos (marcó un gol) en Racing Club. Estuvo de 2007 a 2010 (“Caruso Lombradi me puso de volante por izquierda, pero lo mío es ser delantero”, recordó), después pasó por Patronato de Paraná (2010, con 14 encuentros y un tanto) y explotó en la temporada 2011-2012, en La Serena de Chile, con 13 conquistas en 30 compromisos.Eso le valió ser transferido al Rapid Bucarest de la Primera División de Rumania, donde sostuvo cinco cotejos y no señaló tantos. Volvió al país y ascendió con Olimpo. Hizo ocho goles en 34 partidos. Fue goleador junto con Gustavo Bou.