El último. La T juega hoy su último partido de la temporada en condición de local. El ascenso, a un pasito.

Instrucciones tras leer esta nota:

1- Hacer un bollo con papel (Si es el Día a Día de la edición impresa mejor).

2- Agregar ramas secas o finas maderas y carbón por encima.

3- Encender un fuego.

4- Luego de 20 minutos, desparramar las brasas debajo de la parrilla. Colocar carne, cualquier corte.

Ha llegado la hora de decir adiós. Es como esa despedida, esa que aún duele. Pero que nadie extrañará. Será, seguramente, también un canto al humor. Una tonelada de anécdotas ¿Te acordás aquel viaje a Misiones? ¿Y cuando se rompió el bondi saliendo de Tucumán? ¿Y las promesas? ¿La camiseta verde con cara de descenso alguien la usa todavía? Nadie olvidará tantas penas. Ni el dolor. Porque el dolor es como esas manchas de aceite de los autos en el piso, que ya no incomodan, pero que están ahí, persistentes, decolorándose con los años. Ha sido un largo periplo. Ha sido un verdadero martirio. Ha sido algo que no se olvidará nunca. Jamás. Y menos esa desgracia que trae consigo ese estado. Que cuando uno anda mal, las cosas no salen para ningún lado. Que cada dos pasos, hay un elefante a la vuelta de la esquina dispuesto a mearnos. Pero hasta aquí llegó mi amor. Hoy es el día. Es hora de decir adiós. Es el último partido de Talleres en Córdoba y, seguramente, en esta categoría. Viene San Jorge que le jugará, como todos. A las 20.30 se para todo. No hagan nada. Todo es Talleres. Canten la última y gran melancólica estrofa del “volveremos, volveremos”. Ese canto que es una brisa de deseo, que cada vez es más un viento de realidad.

Y están ahora ahí, Cacho, con el profe Navarro, Chaza y el Víctor; Villa, el capitán que lleva esa cruz en la espalda; Lorenzo y Juancito doblando camisetas; Luquitas y los chicos, Agustín nacido y criado en la T; el Leo que aunque tenga la 12 puso los brazos siempre; los que llegaron a sumar desde otros lugares, Cháves, Bottino, Nievas, Nahuel, Bazzi, Brítez, Medina. Aguiar, que parece más grande que Sialle. Todos están ahí. Los Olivera, Velasco, Klusener con la pólvora en los botines.

Albano, Benítez, el loco de Chitzoff. También el negro Favio; Nery, qué bien ese pibe, el Cuni, Carabajal, Ivo Hong, que en silencio se banca el banco. Como Carrasco, Nico Trulls y Masena; el flaco Olego que no lo puede creer, hoy le toca a él. Están todos ahí, amontonados en la ansiedad de todos los que llenaron el Kempes. De todos los que se sentarán frente al tele. Y de aquellos que desde cualquier rincón del planeta mandarán un mail o una foto por el Facebook dando las gracias.

Es la hora de sacarse esta mufa. Esta malaria. Es hora de salir a la calle y gritarlo bien fuerte. Es hora de decir adiós. Chau, loco. Chau. Esto está terminando, como estas líneas que ya no quieren seguir. Porque no hay que acostumbrarse a contar tantas penas. Es el gran final, el gran comienzo de otra era. Dale Talleres, dale la mano al ascenso y andate. Entonces, sigan las instrucciones. Hagan un bollo esta nota. Y quémenla bien. Que arda.

Junio ‘09: la peor tarde. El sábado 13 de junio de 2009, la T empató con Quilmes en Buenos Aires 1-1 y cayó al Argentino A.