A pesar del paro de bondis, más de 40 mil hinchas coparon todo. Fue 1-0 a Gimnasia.

Córdoba está desolada a las 9 de la noche. Como si fuera una película futurista. Apenas un murmullo de esos que se escuchan a lo lejos. No hay colectivos. Paro de la UTA. Y los autos, abandonados. No hay nadie en la calle.

Un perrito con la camiseta de Talleres corre con la lengua afuera, rápido. “Guau, está que explota”, parece decir. Hasta los ropes son de la T. Mientras, el murmullo sigue a lo lejos. Es como la brújula auditiva. Hay que escuchar para el lado de la zona norte y caminar. Pero no te asustes. Eso blanco no es nieve. Son papeles. No te asustes.

Están todos allá, donde se ve la nave nodriza iluminando hacia el cielo. No te asustes. Es un estadio, desbordando. Un meteoro azul por el cielo termina en un destello blanco. No hay nadie en las calles. Paro total, Talleres. Paro en las calles, en las casas, en el centro, en los barrios. Paro total, juega Talleres.

Los noticieros informan que vieron marchar a una gran cantidad de personas cantando y que están allá, donde se ve esa luz hacia arriba. Hierve el óvalo en el barrio Chateau Carreras. Una extraña confusión en las ondas hertzianas de las radios anulan una gran cantidad de frecuencias.

Sólo se pueden escuchar dos o tres transmisiones. Lo demás, todo fritura. “Para la pelota Villarreal, abre hacia la derecha, se proyecta Bottino, va el flaco, mete el pase hacia Klusener…” y ronronean los aparatos que siempre se escuchan mejor en la cocina o en el patio de la casa. “¡Penal para Taiereeeeee!” ¿Otra vez? Y bueh nero, que digan lo que quieran”, dicen los hinchas.

Nadie deja a pata a Talleres, nadie se quiere quedar a pata sin ver al Matador. Poco más de 40 mil almas están colapsando el sistema nervioso central de barrio Jardín. ¿Y cómo nos volvemos? No importa nada. La T le acaba de ganar a Gimnasia y Tiro 1-0 y si hay que volverse caminando, no hay drama. Una birra, la primer parada. Más allá, los kioskos y las despensas abiertas a la medianoche, marcan el corredor T. “Negro, ¿me ievá?”. Dale, vamos. No hay paro de bondis para los hinchas albiazules. La caravana que se armaron a la ida y la de la vuelta no tendrá final.

¿Final? Sí ahora quedan tres. 9 puntos. Tremendo. El bondi que maneja Cacho tiene aún lugar. Es como el Arca de Noé. Tenés todas las especies de hinchas de la T a bordo. Y cuiden a las crías. Que se reproduzcan más Klusener, Villarreal, Díaz, Carabajal. Que haya más bichos de esas razas.

Que el sueño está ahí. Que si tu novia se enoja porque no la esperás a que se pinte y en cambio te mamaste toda una tarde a pata para caminar hasta a la cancha, la explicación es muy simple: “Talleres es mi primer amor”. Se para todo, loco. Y si es sólo de bondis no hay drama, nadie se sube a un “pirata”. Todos se van a pata, en auto, en la combi, en bici y hasta a caballo.

Es así, suban entonces a este bondi. Que acá no hay más nada que hacer. Traben las puertas. Los brazos por las ventanillas. No paren hasta el final. Golpeen. Canten. Mueran. Nazcan de nuevo. Vivan esto que no se detiene. Cuando juega la T, se para todo.