A solas con el 9. El goleador de la T llegó a 22, lo festejó con Día a Día y contó que juega con un rosario bendecido por el papa Francisco.

La historia es impactante. “Este rosario está bendecido por el Papa Francisco y me lo prestó Maribel Oviedo”, relata el goleador albiazul a Día a Día. “Desde que me lo prestó, lo uso en los partidos. Y, por suerte, nos va bien”, agrega.

Maribel, la melliza trasplantada, hincha matadora de pura cepa, se acercó un día a Gonzalo y le dio el rosario que el senador Luis Juez le trajo desde el Vaticano. “Me dijo que me lo prestaba y cuando esto termine, se lo voy a devolver como corresponde”, concluye Kluse.

La melli le tiene una fe ciega a Gonzalo. El misionero también recoge el guante y se hace cargo de la situación. No en vano le dio los dos goles del triunfo a Talleres sobre Juventud Unida en San Luis y es el goleador del equipo y del torneo con 22 tantos. Número “de locos”. Gonzalo cumple, sopla esas 22 velitas, pero quiere seguir “envejeciendo” de más goles. Es su maná del cielo. Y en Talleres, el atacante está aferrado a la causa del ascenso, de cumplir el sueño de todos, de saberse parte de la historia albiazul, aunque sostenga que falta mucho. Pero el “goleador bendecido”, con la mira serial, se lamenta no haber marcado uno más. “Tuve una ahí, estuve cerca, qué lástima”, dice del tercer gol que se le escapó en San Luis.

Con artesanales movimientos, acaba de preparar el mate, forrado de cuero con la leyenda “Gonza y Sabri (su novia)”. La bombilla, finísima, achatada y el termo enroscado por su brazo mesopotámico.

Parece más amigable cuando pasa el mate, el 9 de la T. Ceba con una precisión envidiable. Posa para las fotos. “Dale que estoy para modelo”, le dice el jugador sonriendo a Nicolás Bravo, el fotógrafo de Día a Día.

El día después ya es una tarde dorada del sol que sombrea los edificios de barrio General Paz.

“A Talleres nadie le regala nada. Lo que hablan, que hablen. Pero nosotros nos estamos matando”, dice levantando el dedo índice. Klusener es calentón, leche hervida, pero siente que tiene que morderse los labios. Callarse, seguir trabajando, pensando en lo que viene. “Ganar un partido no es que te den un penal o no. ¿Por qué no va a cobrar el juez una mano en el área? Nosotros nos venimos rompiendo. Da bronca que no vean que en el torneo no hay ningún equipo que estadísticamente y hasta futbolísticamente nos haya superado”, dice el 9 tirando los logros sobre la mesa. Concreto. Klusener tiene más cosas por contar. “Es como River cuando estaba en el Nacional B. Todos nos quieren ganar. Todos quieren estar contra Talleres. Jugar ante tanta adversidad nos ha potenciado más”, refuerza.

Un buen momento. El departamento está ordenado, brilla. Es implacable en eso el goleador. Se para las fotos y posa. “No me pidan que me ría, ja, ja”, dice. Y sopla. Las velas del 22. Los goles anotados. La torta es una pelota. La pelota es la del triplete. El triplete fue el único del delantero. Aquel rival, Gimnasia y Tiro. Gimnasia y Tiro, el próximo rival. “Mirá vos, esta es la pelota con la que hice tres ante el rival que ahora nos toca”, reflexiona sonriente. Talleres se ha sabido construir. Gonzalo lo vuelve a destacar. “Fuimos creciendo a medida que pasó el campeonato. Las cosas que hacemos mal nos las decimos en la cara. Sabemos que es para seguir construyendo porque no podemos equivocarnos. Nos reprochamos cosas, nos criticamos otras. Eso hace que se haya formado un grupo. Las cosas que nos decimos no hieren. No hay mala leche en este plantel”, detalla y cuenta una infidencia: “Ayer recibimos mensajes de pibes que estaban acá contentos, Albano (Becica), Nahuel (Santos), Cuni (Francés) que nos felicitaban. Y no están en el equipo, pero nos exigen nivel. Eso es un claro indicio”.

Hablando de jugadores, Klusener se deshace en elogios para el gran capitán: Javier Villarreal. “¿Viste lo que jugó Villa? Son partidos que está acostumbrado a jugar. Javi te guía, lo ves después de los partidos entrenando con dolores , calladito. Es un referente. Siempre nos cargamos de que cuando sea grande quiero ser como él, jaja”, completó. Nadie como el goleador se merece un momento así. También se acuerda del flaco Bottino: “Me dio un gran pase, pero le puse el moño, jaja. El Flaco es un amigo”. Así está Klusener, gozando de los 22. El goleador del Argentino A quiere seguir metiendo más. Está en eso, siempre.

Klusener es el goleador bendecido.

Un amigo. Klusener hizo muchos amigos en Talleres, como Maxi Schenone, fana del 9 que le ofrendó su camiseta. Así es Klusener, un tipo de barrio, simple.