“Hay gente que no puede dormir en Talleres por el ascenso y Carabajal se queda dormido. Pasó con muchos”. La frase pertenece a un referente actual de Talleres que ya no viste de corto, sino de largo, pero que tiene la suficiente autoridad que le da el hecho de haber pasado por situaciones similares. Moraleja que debió valorar en el momento para el normal desarrollo de su carrera, para reencauzarla y para seguir vinculado al fútbol. Por caso como responsable de grupo. Gabriel Carabajal se equivocó y pagó. Faltó sin aviso a la práctica del martes, lo justificó con una confusión de horarios que “puede pasarle a cualquiera”. El entrenador Arnaldo Sialle lo escuchó y lo excluyó, como en su momento hizo con Favio Álvarez y Lucas Farías (llegaron tarde y no fueron convocados), los dirigentes compartieron, al igual que sus compañeros, salvo dos que pidieron una reconsideración para “Gaby”. Sialle priorizó el deber ser por encima del resultado de hoy.

Aunque Talleres pierda a su jugador más explosivo, que la gente se lo empiece a pedir si “la T” no va ganando pasada la media hora y si la posibilidad del ascenso se le complica ahora o más adelante. Pero Talleres también vivió sin él. Por caso logró la clasificación. Lo cierto es que Carabajal se quedará fuera de un partido con más de 30 mil personas rumbo a una instancia decisiva con el club del que es hincha, botines buscados desde pibe o que llegaron rápidamente después de haber pensado en dejar la actividad, allá por 2009, antes de su ingreso a Talleres. Al final terminó siendo noticia, porque se perderá todo eso. Carabajal todavía tiene que definir qué quiere ser. La manera en la que será noticia. Ya sabe qué pasa cuando ordena sus condiciones. Siguen el prestigio y la gloria. De otra manera, esos valores se tornan fugaces. La lista es larga, de ambos dos lados. Y están contenidas en el Mundo Talleres.