Con sus dos ases. La “T” venció 1-0 a Juventud Antoniana con un gol de Gonzalo Klusener y una buena actuación de Gabriel Carabajal.

Unos días después del triunfo sobre Instituto, Rodrigo Chaves contaba en Mundo D las ventajas que posee Talleres por disponer de dos jugadores de la talla futbolística de Gabriel Carabajal y Gonzalo Klusener. En ese partido frente a la Gloria, que la “T” ganó 2-0, Klusener hizo dos goles y Carabajal fue el jugador desequilibrante que el Albiazul mostró en buena parte del inicio del Argentino A. Y anoche la historia se repitió.

“Tenemos el ancho de espadas en Klusener y el ancho de basto en Carabajal”, había afirmado el defensor en un concepto truquero que pudo haber sonado exagerado, pero que a la luz de lo observado anoche en el Kempes, se ajustó a la más estricta realidad.

Talleres había jugado un mal primer tiempo, en el que mereció, inclusive, irse perdiendo. Pero Juventud Antoniana no convirtió las situaciones que generó y en un ratito del segundo tiempo, merced a la influencia del “Gaby” y del delantero misionero, el equipo de Arnaldo Sialle terminó, con ese gol de Klusener a los 15 minutos, no sólo de ganar el partido sino también sacarse un tremendo karma de encima.

Ese trauma tiene el nombre de Juventud Antoniana, el equipo que siempre le complicó la existencia en el Argentino A y que un 29 de noviembre de 2009, cuando era dirigido por “el Sapo” Coleoni, lo dejó al margen de jugar el pentagonal final del entonces Torneo Apertura. El mismo equipo que, con nombres diferentes, en la ida del actual torneo le ganó 2-0 en Salta, en el que quizá haya sido el peor encuentro de Talleres en lo que va del campeonato.

Inclusive hasta en lo estadístico, el triunfo albiazul fue recibido anoche como una pócima revitalizadora, dado que en el historial, Talleres logró igualarlo con cuatro triunfos para cada uno en el Argentino A.

Y de yapa, Klusener se trepó a la cima de la tabla de goleadores del campeonato ya que con su gol de anoche alcanzó a Esteban Ciaccheri, de Rivadavia de Lincoln, con 12 tantos, en lo más alto de los artilleros.

Lo de Klusener ya es para elogiar: lleva 12 goles en 15 partidos, casi un promedio de uno por encuentro, algo muy difícil de conseguir en un torneo de defensas duras y cerradas. Y lo de Carabajal también es para rescatar porque volvió a ser el jugador desequilibrante que Talleres necesita para apuntalar sus ilusiones de ascenso.