Omar Pereyra, conductor de “Carrusel” por Cadena 3, compara al Albiazul con la legendaria banda de rock.”Si vienen al Deportivo, hacen desastre. Si va la Mona, la rompe. Estamos acostumbrados a ser grandes nosotros”, bromeó el locutor.

Más allá del fanatismo y la fidelidad, hay frases que retumban y quedan para la posteridad. Y de manera inmortal puede reflejarse lo que declaró con su corazón instrínsecamente albiazul, el conductor de “Carrusel”, que se emite de lunes a viernes y domingos también, sobre Talleres y su permanencia en el Argentino A. “Podemos perder con cualquiera porque no estamos acostumbrados a jugar en esta categoría. Por ejemplo, si los Rollings Stones vienen a tocar al Súper Deportivo, van a hacer un desastre. Pero va la Mona Jiménez y sale alucinante. Pero es que Talleres es grande, somos como los Rollings Stones”, declara con humor, que a su vez le puede provocar algunas embestidas de sus rivales.

- ¿Y si Talleres se acostumbra al Argentino A?
- No creo, lo difícil es acostumbrarse a ser grande, como le pasan a equipos que están en Primera. Hay dirigentes, jugadores y DT que nos quieren hacer chicos, pero nuestra naturaleza es grande. Pero en las malas es cuando más aparecemos.

- ¿Te bancás las cargadas, con los oyentes y amigos?
- Y hace cuatro años que vengo padeciendo, sobre todo porque tengo un micro que comparto con un hincha fanático de Belgrano que es Andrés Carpio. Lo sufro todos los días. Me banco algunos latigazos. Las cargadas son condimentos, hay que tomar al fútbol como lo que es, un entretenimiento en todos los aspectos, más allá del fanatismo.

- Este año, ¿Talleres sale del “Carrusel” del Argentino A?
- (Piensa) Mi esperanza es ciclotímica. Va mutando. Vamos a Salta y le ganamos al puntero y pienso que ascendemos, pero lo veo contra Sportivo Belgrano y Gutiérrez y me desencanto. Hoy digo que Talleres asciende. Mañana no sé...

- Encima, un empate a veces es peor que una derrota...
- Se sufre igual. Porque estos equipos chicos vienen a jugarse todo contra Talleres. Yo les tengo respeto, que dura hasta que el árbitro da el pitazo inicial.

Enfermo de Talleres, literal: úlcera de esófago, culpa de Huracán de Corrientes. Todos los fanáticos se catalogan como hinchas “perros” o “enfermos” de su club, pero en el caso de Omar Pereyra se puede tomar como literal. Por eso bajó la dosis de amor y de pasión por Talleres, por una cuestión de salud. “A Talleres lo sigo más tranquilo por prescripción médica. Es la realidad. Tengo una “bendita” úlcera de esófago nervioso después de que perdimos la final por ascender ante Huracán de Corrientes, en el ’96. Me descompuse, culpa del “Chiche” Sosa y Lujambio. Ahora me cuido más, voy a la cancha pero con otro ritmo. Antes era de viajar siempre de visitante”, confiesa Pereyra, en su versión de hincha más mesurado.

¿Cómo nació su pasión albiazul? Un tío fanático de Instituto lo llevó a un clásico ante los de barrio Jardín, en Alta Córdoba. “Eran los ’70. Talleres perdió pero me enamoré del equipo. Antes sólo era hincha de Huracán de La France, porque soy nacido en Alto Verde”, explica el locutor, de 39 años (nació en la Navidad del ’73).

Más allá de su idolatría por los personales de siempre (“Rana” Valencia, “Hacha” Ludueña, Daniel Willington) destaca al brasileño Julio César, quien vistió la casaca albiazul a inicios del ‘80. “Era un delantero con una habilidad tremenda. Verlo en su mejor estilo brasilero en mi club es algo que nunca olvidaré. Iba a verlo a los entrenamientos los martes y jueves, fue “culpable” de muchas “chupinas” en la escuela. Era una “máquina” y eso que nunca lo pude saludar. Ni cerca le pasé, pero me quedó su recuerdo”, relata Pereyra, un hombre que quedó “enfermo” por tanto amor a Talleres.