Salió el “18”. Alexis Olivera hizo saltar la banca al final del partido y le dio a la “T” el triunfo 4-3.

Talleres acertó dos plenos en el final del juego, cuando ya había gastado todo su crédito en apuestas sin fortuna y parecía cerca del default. A la banca la hizo saltar el “18”, Alexis Olivera, justo cuando la hinchada albiazul preparaba la más estruendosa silbatina de la era “Cacho” Sialle, algo que seguramente iba a volver a poner sobre el paño la posibilidad de un “no va más”.

El delantero mendocino fue gravitante para la suerte del partido. En los 30 minutos que pisó el campo de juego, recibió dos pelotas en el área de Central Norte, y en ninguna perdonó. Su eficacia máxima le permitió a la “T” dar vuelta un partido que le había sido desfavorable en todo el segundo tiempo, por la decisión de regalarle el campo y la pelota a un adversario que se fue animando a partir de las decisiones fallidas del elenco de barrio Jardín.

Un comienzo a todo trapo. Lo mejor de Talleres estuvo en los dos extremos del juego. Klusener fue el jugador más destacado en ese arranque decidido, que otorgó réditos cuando apenas habían transcurrido 4 minutos, con un penal que fue todo del “9” albiazul: por la avivada de dejar en evidencia el agarrón de Guzmán y por el derechazo bajo que abrió el marcador.

Extrañamente, la ventaja no fue un bálsamo para Talleres, que buscaba armarse de la periferia al centro, y se repetía por izquierda con un Becica errático y turbulento, y por derecha con un Carabajal que ganaba con velocidad pero que no mostraba inteligencia a la hora de decidir.

De a ratos, Agustín Díaz intentó convertirse en la manija del local, y el movimiento resultó interesante, pero insuficiente. De a poco, Central Norte comenzó a adueñarse de los espacios que no ocupaba su anfitrión y el empate de Campos (luego de una larga secuencia de errores defensivos) llegó a los 17 minutos. Por suerte para la “T”, en el primer ataque posterior al 1-1 Santos envió un centro desde la izquierda y un solitario Olego (tan solo que miró al asistente antes de iniciar el festejo) rompió otra vez la paridad. De ahí hasta el descanso, los equipos se prestaron la pelota y la única incidencia fue un cabezazo de Klusener que tapó el arquero Maino.

Un final pleno de emoción. Cambió la suerte de Talleres cuando la bola empezó a rodar otra vez. Central Norte copó el mediocampo con el empuje de Chiaraviglio, el buen trato de balón de Oga, la movilidad de Magno y la presencia de Noir. Y Talleres quedó partido.

Hasta el primer contragolpe, que terminó en remate desviado de Klusener, hubo un sólo equipo en cancha en el primer cuarto de hora. En ese lapso, entre Noir y Oga tuvieron cinco oportunidades de empardar otra vez la mano. Los movimientos defensivos del elenco de barrio Jardín animaban a cualquiera, y Noir –que no es precisamente un tímido del área– metió un doblete que enmudeció a la mayoría albiazul.

Ya estaban Olivera y Francés, y Sialle metió a Álvarez para buscar más juego, y se jugó a defender con tres. Paradójicamente, Talleres tenía en cancha un montón de jugadores de “buen pie”, pero era una expresión inconexa, que mostraba señales de vida sólo a partir de la vergüenza deportiva del capitán Villarreal.

Dos jugadas rápidas, y dos pelotas bien puestas en el área, le cambiaron el humor a la gente. Por el “18”, Alexis Olivera, Talleres se fue bailando la danza de la fortuna.