Klusener le llevó a la Wanora Romero la camiseta con la que le anotó a Sportivo el domingo. La leyenda albiazul se recupera de una hepatitis. Día a Día los reunió: inolvidable.

Parecía la escena de una película de gángsters. El protagonista, convaleciente, esperaba la medicina sentado, impecable, lúcido, brilloso, espontáneo. Como si estuviera por impartir “órdenes” a sus pares. Faltaba la voz de Clint Eastwood : “¡Action!”. Pero no, acá no había guión. Aunque fuera un pijama “hollywoodense”, de etiqueta. Lucía un peinado del Glostora Tango Club y una cadencia en el habla imperturbable. Sus claros ojos de aceituna fresca repiqueteaban con sus pestañas. Es que el tipo hablaba hasta por los codos. ¿Y dónde está el enfermo entonces? No estaba. Apenas el señor que se vistió de gloria, que descansa en el bronce de la eternidad albiazul, está ahora dando cátedra de cómo ser un ídolo, aunque esté recuperándose (a Dios gracias para la familia de Talleres) en el Sanatorio Allende de una hepatitis que lo tuvo a mal traer. Ahora, a un paso del alta.

Miguel Antonio Romero, la “Wanora”, aún rezonga en su trino con gritos de goles, con sonidos guturales amontonados, mientras otro “en gestación” como Gonzalo Klusener, lo escucha atentamente, pasmado de tanta emoción. “Le vine a traer un regalo”, le dice el misionero. Tiene entre sus manos la camiseta albiazul. Como si no la hubiera usado. Pero es la del domingo. “Mirá qué hermosa que es, me dan ganas de ponerme los cortos y hacer un picado en el patio con el perro y el loro”, cuenta entre risas a sus 79 años la Wanora. Saltan las risas, como la de Ernesto Salum, quienno quiso perderse el encuentro entre ambos. Como si fuera un niño con juguete nuevo.

Lola, la señora de la Wanora con quien formó una gran familia de tres hijos, lo mira con esos ojos de quinceañera, como cuando hace 54 años le dijo: “Sí, quiero”. Pero el no afloja. Y sigue...

–¿Cuáles son los requisitos para ser un ídolo?
–Lo que le puedo decir que así como jugó con el corazón el domingo pasado, más goles va a hacer si lo hace con más ganas. El gol viene por la confianza de uno mismo. Yo jugué 45 clásicos y le hice 21 goles a Belgrano. Hay que jugar con el corazón, estar bien cuidado y lo tiene que hacer él.

La Wanora confirma que jugar con la camiseta de Talleres es como hacer un posgrado en cardiología. “El lenguaje del corazón, del amor a los colores”, repite el ídolo que a los 79 años tiene más ganas de meterse en una cancha que cualquier pibe que está por debutar.

Gonzalo Klusener tiene 28 años. Y lo mira con la firmeza del encantamiento. Como si Don Miguel fuera un mentalista imposible de doblegar. “Es muy gratificante estar con una gloria como él, de Talleres y ojalá que le demos el ascenso para que se termine de recuperar muy bien. Hay que saber escuchar a un gran jugador. Estoy muy contento de estar al lado de la Wanora y ojalá pudiera hacer la gran cantidad de goles que hizo”, tira Gonzalo.

El actual 9 de la T no pide nada, piensan los viejos que en los ‘50 y ‘60 vieron como ese notable habitante del área recibía y la mandaba a guardar. El fútbol de antes es la novia de la infancia que no volverá, pero que vivirá ahí, estacionada alrededor de esa vena cerebral que, cada tanto, secrete ese recuerdo. Eso se trasluce en lo que algunos lo dicen con más simpleza: “la nostalgia”.

Para la Wanora, sin embargo, su tiempo y el que viene es el mejor. “Yo sé que él (mira y señala a Klusener) me va a dar el ascenso. En junio de 2013 lo vamos a estar festejando”, pero lo asalta una exclamación, a de los hombres que hablan “sin red” de contención. “Estos ganan más guita que la mierda, jaja, yo venía de mi Cruz del Eje natal y volvía allá todos los días a seguir trabajando. Entrenábamos martes, miércoles y jueves. Y jugaba, por mi camiseta, por Talleres, por la felicidad. Tuve la suerte de hacerlo bien”, rememora. Y aparecen dos nombres que hacen temblar la habitación 432 del Allende: “Vino el Santos y los atendimos. Y jugamos contra el Barcelona de España y nos empataron sobre la hora”.

Remarca lo que es el Mundo Talleres la Wanora. Y el pianazo de cola que cayó del séptimo balcón sobre la nuca de Klusener aún le da una chance de meter otra frase ante tamañan grandeza: “Yo estoy en una etapa importante de mi vida y es una oportunidad que la quiero aprovechar, uno trata de buscar y de pelear el ascenso y creo que paso a paso lo vamos a conseguir”.

Eso es suficiente para que la Wanora pose con esa sonrisa ancha extendiendo aquella que usó alguna vez: la 9. Día a Día los juntó. Llega la doctora, hay que dejarlo nomás, pero cierra: “Talleres no es una medicina, es un antídoto”.

Sialle, 4-4-2 y más cambios en el 11. Arnaldo Sialle tiene una clara certeza: el esquema será distinto al que utilizó el domingo pasado ante Sportivo Belgrano en el empate 2-2 en San Francisco.

Cacho meterá un 4-4-2 que parece no moverse con el fin de ganar más contención en el medio, aunque con la obligación de que los laterales (más Chitzoff) tenga apremios ofensivos.

Por lo pronto, se estima que quien se ganó un lugar en el equipo titular es Gabriel Carabajal que lo haría por la derecha del medio, en el juego del domingo a las 16 en barrio Jardín ante Gimnasia y Tiro.

Por otra parte sigue siendo firme la posibilidad para Agustín Díaz. De esta manera, Nery Leyes y Fabio Álvarez son los jugadores que dejarían el 11 titular. El técnico, aún no confirmó nada, pero el equipo alistaría, de no mediar inconvenientes, a: Diego Aguiar; Diego Chitzoff, Ezequiel Britez, Jesús Nievas y Elías Bazzi; Carabajal, Agustín Díaz, Javier Villarreal y Albano Becica; Velasco y Gonzalo Klusener.

Socios online. Los hinchas albiazules podrán ahora hacer gestiones para asociarse en la web del club: www.talleresdecordoba.com.ar. En la web están los pasos específicos para completar.