Crónicas de una cocina empapada de Talleres, algunos idóneos y otros no tanto en materia gastronómica. Pero a la hora de ayudar, sin reparos. Testimonios y reflexiones.

La cocina estaba a pleno: prepizzas, cuchillos, quesos, salsa en el recipiente, y pocas manos adecuadas para la preparación. Gonzalo Klusener tomó la posta, cortó, untó, no le tembló el pulso para adentrarse en la faceta gastronómica. “Yo me fui de Misiones, estuve en varias pensiones y tuve que aprender a cocinar y comer de todo. Además, la cocina no se come a nadie”, cuenta el delantero. “Yo soy bueno para comer, no para cocinar che”, soltó Jesús Nievas, quien de todas formas, apoyó en la decoración. “Viví 10 años solos, era de improvisar pero por suerte ahora cocina mi mujer. Todo esto nos toca. No viví en un hogar carenciado, siempre tuve techo, por eso es bueno venir a dar una mano. Qué lindo que exista gente como la de este refugio, que ayuda desinteresadamente a quienes más lo necesitan”, agregó. Arnaldo Sialle fue centro de algunas bromas, por su poca afinidad a los cubiertos: “Yo cocino unos panchos impresionantes. Nadie me gana en eso, y mucho menos comiendo”, repite cuando sirve la salsa, removiendo con la cuchara. “Es la primera vez que hago esto en mi vida”. “A la pizza de Cacho no la como ni con un Migral”, ataca Osvaldo Taham, gerente del club. El clima es armónico: la gente del lugar se acerca a dialogar y a sacarse fotos con los jugadores, y juntos disfrutaron de una cena diferente.

El hogar. Fundación Cáritas tiene disponible 70 camas, y por noche alberga un promedio de 45 personas. Se sustenta únicamente con aportes, donaciones y rifas. No reciben ni subsidios ni asistencia gubernamental. “¿Por qué che nadie del Gobierno colabora con esto?”, pregunta “Cacho”, un tanto enfadado, después de recorrer las instalaciones, habitaciones y una vez reunidos en la sala de estar, cuando la coordinadora interiorizaba a todos de las actividades del lugar. Sorprendente fue la atención de todo el grupo, que escuchó atentamente y prometieron seguir colaborando. “Hay gente que la pasa mal y nosotros a veces nos hacemos problemas por cada cosa menor. Esto nos ayuda a tocar tierra, salir de todo nuestro mundo, y entender que pasa de todo y no nos enteramos. Me voy a casa con una sensación muy gratificante de poder dar una mano”, agregó Klusener.

“La mayoría de la gente que viene al hogar son del interior, que vienen al hospital, a realizar un trámite, a buscar empleo y acá le damos asistencia. Cada persona es llamada por su nombre. No queremos que haya gente que duerma en bancos de una plaza, ésa es nuestra misión”, cuenta Delia, quien confiesa su simpatía por Talleres. “Mi padre ya fallecido era muy fanático y me hizo socia apenas nací. Estaría muy contento. Quiero agradecer a todos porque me abrieron las puertas, me atendieron y vinieron todos a ayudar. No lo olvidaremos”.

Con ayuda. La coordinadora dejó a modo de cierre un pedido a todos: “Nosotros no somos de pedir mucho pero ahora les pido a los jugadores y prensa que cuenten de lo que hacemos en este refugio. No pedimos plata, Córdoba es solidaria, pero avisen si conocen a alguien que no tiene techo, acá se lo brindamos de corazón”. Mientras posaba con la remera, exhortó a todos los clubes. “Esperemos que Instituto, Belgrano, Atenas, Racing se acerquen cuando quieran. Acá entre todos podemos ayudar”. Talleres dio el primer paso, pero la historia solidaria nunca habla de un final.

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Es la guitarra de Santos


Durante una parte de la charla, en la sala de estar, el lateral izquierdo Nahuel Santos no le tembló el pulso para tomar la guitarra y ponerse a cantar folklore. Eso sí: prohibió fotos y filmaciones, quizás todavía no está avezado en materia de recitales y conciertos en vivo. “Aunque me duela el alma, y se me quiebre el pecho”, fue la chacarera que acompañado de las palmas de jugadores e internos, le dieron color y música al recinto. Al final, todos lo aplaudieron de pie, pero no permitió mayores elogios, ni trascendencia de su dotes artísticas. El plantel de Talleres tiene un folklorista en sus filas, y el Refugio Cáritas, al menos por unos minutos, lo pudo disfrutar.

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Sialle: “No vivimos en una burbuja”


Félix Luján trabaja hace 28 años en el Refugio, en tareas de jardinería y mantenimiento. Tiene 64 años. Su turno de trabajo es por la mañana, pero al enterarse que venían los jugadores de “su” Talleres de visita, pidió cambiar el horario. “Mirá si no iba a venir. Esto es realmente emocionante, de lo mejor que me pasó en la vida. Estoy emocionado. De chiquito admiraba a (Daniel) Willington y a (Daniel) Valencia. Éstos son todos pibes macanudos, de gran corazón y eso es lo más importante. Les tengo fe para que este año salgamos adelante y logremos el ascenso”, contó a PODIO Félix, mientras posa en una foto con el DT de Talleres, Arnaldo Sialle, que evidencia diferencias abismales en materia de humanidad.

Fiel a su rol de conductor, Sialle fue el más inquisidor y cuestionador durante la charla de la coordinadora. “La verdad no lo entiendo. Esta gente hace muchos sacrificios, todo de manera desinteresada, porque la gente que se tiene que ocupar no lo hace. No entiendo por qué el Gobierno no apoya a esta iniciativa. Es una enorme acción solidaria, con esfuerzo, y sobre todo sobre todo habiendo tanto chanta dando vuelta. Acá no venden humo, trabajan en silencio y eso debe se reconocido. Me da mucho orgullo lo que hacen, y siempre vamos a estar predispuesto a colaborar”, se desahogó “Cacho”. “No vivimos en una burbuja” -agregó el DT, mientras dialoga con gente del hogar y hasta firma autógrafos-. “Siempre se pueden hacer cosas por los demás. Creo que todos alguna vez nos hizo falta ayuda porque no la estábamos pasando bien. Por eso es triste que el Gobierno no apoye a esta gente”.

Para colaborar llamar al 4241497