Viaje de terror. 90 minutos para olvidar y negocio del visitante. A Talleres le faltó fútbol.

Se tomaron el Crucero con esa idea. Viajaron esa tonelada de kilómetros con ese número en la mente. Con el cero. Ni más ni menos. Con ese número redondo todo también era redondo para ellos.

Le cerraba por todos lados. Y cuando el frío del Kempes provocaba que todos metieran las manos en los bolsillos y enfilaran con apuro hacia sus hogares, anoche cerquita de las siete y pico de la tarde, ellos aplaudieron y se subieron otra vez al bondi. Satisfechos. Con esa paz que provoca volver a casa con el pan abajo del brazo. Los jugadores, el cuerpo técnico y ese puñadito de hinchas que podían jugar un picado en la popu visitante con los 8 policías que los custodiaban.

Para Talleres fue Crucero a cero. Sí, porque el 0-0 fue más que una parte del nombre del club rival. Cero onda con su gente. Cero fútbol. Cero paciencia. Cero tolerancia. Y cero juego. Y desde allí es donde se puede empezar a explicar el por qué de la cuestión. La razón de un empate de esos que te molestan como cuando te pisan las zapatillas blancas nuevas.

El equipo de Sialle apenas generó chances de gol ayer en el Kempes. Casi nada. Apenas algunas guapeadas de Riaño peleándose hasta contra los líneas y el juez Herrera. Las desfachatez de Carabajal, que parece tener un clavo en la punta del botín para ensartar la bocha y avanzar. Pero ayer se terminó pinchando en cada avance.

Y Sáez que anda de aquí para allá buscando una pelotita que le quede en el área. Pero ni eso. Ni un mísero rebote dejaron los centrales rivales, como para meterle un uñazo.

Con todo pago. Los de Misiones apostaron a esperar. Ese fue su viaje de ida y vuelta. Con todo pago. Y la yapa era tratar de encontrar la ventaja en alguna contra. Y claro que la tuvieron. Pero allí fue cuando apareció lo mejor de la T: su arquero Requena, que tuvo una valerosa doble atajada en el primer tiempo contra un palo y un mano a mano cruzado que le picó mal y pudo haber ennegrecido todo el panorama.

Después, el final fue eso. La gente apurando a Erroz para que la tirara para arriba, al área, aunque el volante central (a pesar de su intermitencia) es de los pocos capaces de manejar la pelota como se debe.

Sialle sacó a la dupla generadora Díaz-Carabajal que no daba frutos y apostó por Ramiro Pereyra, para darle lugar al tridente Riaño, Sáez y Alexis “salvador” Olivera. Pero la cosa no salió como ante Racing. Ni por asomo. Semejante patriada heroica no puede repetirse todos los domingos.

En un Crucero del terror (que duró 90 minutos), el que viajó cómodo y en primera clase fue el visitante. Que vuelve a su casa con la idea de que tiene media serie cocinada. A Talleres puede salvarlo su poder de gol. Sólo espera que el próximo no sea un Crucero a cero. Sino, será el último viaje hacia el ascenso.

Sumar. Talleres y Crucero empataron los últimos 4 partidos que jugaron. Ayer fue el primero sin goles.

El 1x1 de la T


»Requena (7). Lo mejor de la T. Sacó un par de bolas difíciles.
»Romat (4). Salió en el primer tiempo, lesionado. Flojo.
»Rezzónico (4). Errático con la pelota. Dudas en la marca.
»Ballestero (4). Similar a su compañero de zaga. No funcionó.
»Cosaro (4). Nervioso. Mal con la pelota y la marca.
»Carabajal (5). Cuando intenta es diferente. Pero intentó poco.
»Gianunzio (6). Luchó y corrió como siempre. Lo salva eso.
»Díaz (5). No pudo encontrar la pelota. Y la T lo sintió.
»Strada (4). No gravitó.
»Riaño (5). Peleó y corrió contra los centrales. No tuvo una.
»Sáez (5). Igual que Riaño.
»Erroz (5). Intentó jugar y manejar la pelota.
»Pereyra (4). No se enganchó.
»Olivera (-). Pocos minutos.