Demostración. Sus propios temores se convirtieron en el principal rival de la "T", pero al final salió airoso gracias a la energía positiva y a los aciertos que llegaron desde el banco de suplentes. Fue 1-0 ante Desamparados con gol de Leyes.

No fue un triunfo cualquiera. En barrio Jardín, Talleres sumó anoche mucho más que tres puntos. Ante Desamparados de San Juan, el Albiazul se desafió a sí mismo y logró vencerse. No se le había presentado fácil el partido y la vehemencia de González Barón le jugó en contra. Sus temores se acrecentaron y, cuando más presionaba la visita, una mezcla simple de energía positiva y aciertos que llegaron desde el banco le demostraron que se podía.

El primer tiempo empezó a todo ritmo. Garrido remató apenas arriba del travesaño y Talleres respondió con un toque desviado de Sacripanti que se fue al lado de un palo y un posterior remate de Riaño que se fue bien cerca. El juego era dinámico y emocionante.

Esas características dieron paso luego a un trámite más trabado y con menos vibraciones. Se insinuó mejor Desamparados, conducido por Garrido, el “10” visitante, que generó las principales jugadas de su equipo. Tanto él, como Pérez y Reinoso, preocuparon a la defensa local y a Crivelli.

Contra todos los pronósticos, Talleres tomó el control de juego luego de la merecida expulsión de González Barón por doble amarilla. Navarro entró más en acción, lo siguió Zárate y la “T”, con un hombre menos, en los últimos 10 minutos confundió a su adversario y produjo peligro en el área de Aguiar. La razón se explica por sí sola: aparecieron los jugadores que más saben con el balón.

La misma tónica se observó desde el comienzo del complemento. Todavía con respuestas físicas, Navarro, siempre acompañado por Zárate, siguió siendo el hombre que marcaba el rumbo de la “T”. Pero, con el correr de los minutos, el esfuerzo empezó a sentirse.

Una respuesta sorpresiva. Fue entonces el tiempo de Desamparados en el partido. En ese lapso, Garrido retomó el liderazgo de su equipo. Desde sus botines partió todo lo que generó el visitante en materia de fútbol. Fueron apenas 15 minutos, en los que Talleres padeció la presión de los sanjuaninos y Crivelli tuvo que salvar dos veces a su arco de la caída.

Parecía que Talleres claudicaba. Su mediocampo ya no marcaba y Desamparados había monopolizado el control de la pelota. Sin embargo, cuando más lo necesitaba, la ayuda partió desde el banco. Coleoni apostó por Solferino. Con su potencia habitual y mucha precisión para pasar la pelota, el delantero desahogó a sus compañeros y se las ingenió para complicar a los defensores cuyanos.

El DT hizo después un cambio lógico: sacó a Navarro, que había dado todo, y puso a Nery Leyes para que ayudara en el carril derecho.

Justamente, el triunfo llegó por una bonita jugada que inició el mismo Leyes y que continuó Solferino. Entre cabezazos de uno y otro, se generó una situación que ubicó al pibe de cara a Aguiar. Y no falló: sacó un remate cruzado que superó la resistencia del arquero. Después del gol, “el Sapito” no quiso pasar mayores sobresaltos. Armó una línea de cuatro con el ingreso de Aballay y buscó asegurar una victoria tan necesaria como imprescindible.

Talleres dio un paso fundamental hacia la clasificación. No jugó bien y sufrió demasiado, pero demostró tener carácter y convicción como para suponer que el primer objetivo –la clasificación– se conseguirá sin mayores obstáculos.