Todo salió en óptimas condiciones de la estadía de Talleres en San Luis. La atención fue correcta por parte del club anfitrión. La entrada y la salida del equipo igual al estadio Juan Gilberto Funes.

Después del empate con Juventud Unida, el coche de la empresa Chevallier que trasladó a la delegación cordobesa fue la noticia de una noche que se transformó finalmente en una verdadera odisea. Pasados los 50 kilómetros de la provincia vecina, el ómnibus se rompió y el platel quedó varado.

“La verdad que fue algo que se complicó mucho más de la cuenta porque para llegar a Córdoba tardamos como 13 horas”, contó a Día a Día Juan Negrete, representante de la dirigencia que acompañó a jugadores y cuerpo técnico.

“Nos avisaron que el coche que nos recogería iba a tardar una hora y media y nos clavaron tres horas en la ruta”, completó.

Pero todo fue peor luego. Porque se tomó la decisión de ir hasta Villa Dolores donde llegaría otro coche de Chevallier que los llevaría definitivamente hacia Córdoba.

“Fue peor porque nos volvieron a prometer una cosa y fue otra. Nos tuvieron esperando ese coche tres horas más. Por eso, llegamos cerca de las 9 de la mañana de hoy (por ayer)”, finalizó Negrete. Por la zona en la que se encontraron, incluso hubo problemas para comunicarse porque no había señal de teléfonos.

El cuerpo técnico, por esto, tuvo que reprogramar el trabajo y ayer, apenas llegaron desde San Luis, los jugadores fueron liberados para retomar los entrenamientos en la mañana de hoy a las 9.