Día feliz. Ganó la T, sin Ahumada en la cancha. La alegría de ayer se coronará hoy: se achicará el pasivo.

Lentamente, los brotes se van rompiendo con el sol advenedizo de rayos anticipados en el cielo de barrio Jardín. Y no son porotos que germinan, por más que los cuentan y cuentan para seguir tapando los huecos de la historia. Talleres vive en su mundo, micro o macro según cómo se mire, con la primavera que golpea antes de tiempo. Y después de esos inviernos tempestuosos, donde el frío abrió grietas de rojo húmedo en la piel, parece aproximarse la era de un resurgimiento necesario y definitivo. Al menos, ese es el anhelo.

Los rayos de sol entran por esa ventanita, por donde se observa que la casa quiere relucir de nuevo.

Por eso, la victoria de Talleres de ayer sobre Juventud Unida de San Luis 2-0, perdió esos condimentos extras que traían consigo la presencia del ex gerenciador albiazul Carlos Ahumada y pareció regalar una vuelta de página en su gente, de esas que hacen que el blanco limpio sin estrenar, permita escribir un nuevo comienzo sobre esos renglones ansiosos de palabras más complacientes.

“Hemos ganado y era lo que necesitábamos. La gente quería esta alegría y nosotros más que nadie”, reflexionó (aunque luego contrariado) el entrenador Héctor Arzubialde. Poco importó la ausencia de Carlos Ahumada, con un triunfo que se aseguró de manera muy temprana. “No pudo venir Carlos, se disculpó con los jugadores y me dijo que la sacamos barata porque podrían habernos goleado”. Las palabras, extrañamente, salen de la boca de José Daniel Valencia, dirigente y mano derecha de Ahumada en Juventud Unida de San Luis.

Como un rival de turno, asume ese rol por más que en el Rana los sentimientos sean tan disímiles y encontrados. No fue el único que se sintió extraño. El arquero Valentín Brasca, prácticamente criado futbolísticamente en barrio Jardín, y silbado por los hinchas cada vez que tocaba la pelota. “No me siento bien, es un poco raro, me cuesta estar bien allá (San Luis) aunque estoy cómodo. Es lo que me salió apenas volví de España”, expresó.

“¿Viene o no viene?”, era la pregunta que más se escuchaba en la previa. Sus prácticas recurrentes lo acompañan. Es que el empresario cordobés-mejicano se mueve como si se sintiera un jefe de estado. Nadie sabe si llegará o no a la cancha. “Le hemos reservado palcos y custodia como nos solicitaron”, confirmaba la gente de Talleres. Pero, ¿no se animó?

Aunque no haya arribado al final, la elocuencia del público le ofrendará un recuerdo. Sin embargo, el “Ahumada hijo de p...” del primer tiempo, desde los cuatro costados del campo de juego, pasó al olvido rápidamente. Porque las más de 17 mil almas albiazules se quedaron con la felicidad plena de un triunfo que necesitaban, aunque hayan visto que al equipo le faltaron ideas ante una superioridad numérica concreta (los puntanos jugaron con dos hombres menos casi todo el partido) y aunque al final algunos hayan reprochado al DT y a los jugadores.

Campo afuera. Pero, más allá de la cancha, del partido en sí, hubo otros triunfos en Talleres. La nueva dirigencia piensa en un nuevo escenario, con novedades que se van sucediendo. No es menor la confirmación, desde lo institucional, que el empresario Jorge Petrone (ver más a bajo) acordó el pago de una cifra millonaria para reintegrar a las arcas de la T.

“Ese dinero le viene muy bien a todos. Básicamente, a la quiebra del club”, dijo al pasar Ernesto Salum. Todos se iban como absorbiendo la tranquilidad de la victoria, aunque algunos hinchas de Talleres hayan mostrado cierto fastidio porque al equipo le falta.

Setiembre ha llegado otra vez, es un buen paso el que se dio ayer y más que bueno el que se completará hoy. Para que el equipo mejore falta aún. Ahora son brotes y para ver las flores queda un buen trecho.