El arquero debutante de Talleres sabe atajarlos y también convertirlos. El sábado ratificó su fama frente a Instituto.

Llegó a Talleres a préstamo desde Temperley con la chapa de ser uno de los arqueros más codiciados del ascenso argentino. Inclusive llegaron a interesarse por él Tigre, Argentinos Juniors y Lanús. Pero Federico Crivelli (28 años, 1,86 metro) decidió sumarse al desafío deportivo que significaba jugar en un club con historia como el Albiazul y adherir al desafío de sacarlo rápidamente del Torneo Argentino A.

También llegó con fama se ser buen atajador de penales y con la virtud de saber patearlos, ya que en Temperley, con "el Flaco" Jorge Vivaldo como DT, tuvo la confianza suficiente para ejecutar tres y convertirlos a todos.

El sábado, en su debut en la "T"y nada menos que en el clásico frente a Instituto, pudo ratificar esa referencia. Le contuvo un penal a Mariano Torresi y señaló el que le dio el primer triunfo a Talleres en la Copa Córdoba y el primer halago de Héctor Arzubialde al frente del equipo. A Crivelli e sobraban motivos como para charlar con Mundo D.

–Un debut más redondo no podías tener...
–Sí, la verdad no me esperaba semejante debut. Fue redondito y no sólo porque me tocó en suerte atajar ese penal y convertir el que le dio el triunfo al equipo. No veníamos haciendo un buen partido y varias cosas que nos había dicho el técnico (por Arzubialde) no salieron. Pero la levantada del equipo fue muy importante, porque fue en un clásico y bajo mucha presión. La definición por penales, como siempre, fue una historia aparte y le dio otra sabor a la cosa.

–Además, estuviste cerca de sacar otro antes del que le contuviste a Torresi.
–Sí, le pasé muy cerca a los dos primeros. Y el tercero, el que desviaron, también fue a ese lado. Estaba muy tranquilo, por eso en el cuarto penal decidí quedarme parado y tuve la suerte de que me pateara al medio y, con sólo inclinarme un poquito pude sacarla.

–¿Estaba previsto que el último penal lo patearas vos?
–No, el técnico no nos había dicho quienes patearían si había una definición por penales. La lista la decidió en el momento, aunque ya había visto, en una práctica de la semana, cómo pateábamos. Lo asumí con mucha responsabilidad y tratando de no perder la calma.

–¿Siempre los ejecutás al mismo lado?
–No te puedo revelar ese secreto. No hay que avivar a los rivales (risas). Depende del momento y de las circunstancias del partido. De los tres que ejecuté en Temperley, los dos primeros los dirigí al mismo lado y el tercero cambié de palo.

–¿Fue la primera vez que jugaste en el Chateau?
–Sí. Nunca había jugado en un estadio tan grande, en el que hay una perspectiva muy distinta del campo de juego. Me voy a tener que ir acostumbrando.La verdad es que desde el arco la cancha parece mucho más grande y se hace difícil calcular la pelota en los centros.

–¿Y qué sentiste al jugar frente a una multitud como la que lleva Talleres?
–Lo de la gente de Talleres es impresionante. Fue uno de los motivos que me llevó a venir a este club. Es hermoso jugar ante tanta gente.

Para un jugador no hay nada más lindo que salir a una cancha y ver las tribunas llenas. Ojalá le podamos seguir respondiendo como lo hicimos el sábado.

–Lo asumiste como un partido oficial.
–Es que yo quiero ganar siempre: partidos oficiales, amistosos o de práctica. No me gusta perder a nada y menos en un clásico. Juego cada partido como si fuera una final. Esa es mi forma de sentir el fútbol.

–¿Qué mejoró el equipo respecto del empate frente a Estudiantes de Río Cuarto?
–Frente a Estudiantes cometimos muchas faltas cerca de nuestra área y le dimos la posibilidad de que nos llenara a centros y nos crearan peligro con la pelota parada. Ante Instituto mantuvimos más la calma y no nos expusimos tanto cerca de nuestra área, pero volvimos a cometer errores. Necesitamos tiempo de trabajo, porque debutamos en el torneo con sólo una práctica de fútbol hecha.

–¿Hablaste con Leandro Requena después de lo que le pasó en ese partido?
–Sí, hablé antes del partido y después. Y lo felicité porque, salvo ese error de cálculo que dio lugar al gol de ellos, hizo un gran partido y salvó al equipo en momentos en que estaba muy mal. En nuestro puesto siempre se vive con ese riesgo. Tiene que estar tranquilo y seguir trabajando como lo viene haciendo, porque es un gran arquero. No existe el arquero perfecto que alguna vez no se coma un gol de esos.

–¿Vos elegiste el buzo de tono celeste con el que atajaste?
–De lejos parece celeste, pero es gris clarito. Iba a ponerme el rosa que usaba en Temperley, pero en el primer partido acá no iba a caer muy bien. La marca me preguntó si me lo quería hacer celeste y le dije que no, por la rivalidad que hay con Belgrano. Me pongo uno blanco, azul, negro, rosa o de cualquier otro color menos el celeste. Ya me marcaron bien cómo es esta historia.

De pretemporada. Son 31 los jugadores de la "T" que anoche se instalaron en Villa Carlos Paz, junto al cuerpo técnico que encabeza Héctor Arzubialde. Allí cumplirán una postergada pretemporada, con trabajos físicos y futbolísticos, hasta el 7 de agosto.