La expulsión de Federico Lussenhoff y la décima tarjeta amarilla de Edgardo Galíndez obligan al DT de Talleres a buscar variantes en la defensa.

Además de la necesidad de victorias, otro dilema tiene que resolver el técnico de Talleres, Andrés Rebottaro, de cara al cotejo del miércoles a las 21 ante Huracán de Tres Arroyos. Tiene que ver con la zona defensiva: la expulsión de Federico Lussenhoff y la décima tarjeta amarilla que sumó Edgardo Galíndez complica el armado de la última línea. Por eso, crecen las acciones para que Emanuel Céliz, recientemente recuperado de un desgarro de la pierna derecha, regrese a la titularidad. Y la misma situación correría para Ricardo Marín, quien ayer ni siquiera estuvo en el banco de suplentes, afectado de una leve contractura en el aductor de la pierna derecha.

Con Marín ocurre algo particular: trascendió de allegados al cuerpo médico que el defensor quedó marginado por razones tácticas y no físicas. Es que todavía le facturan la responsabilidad del segundo gol de Estudiantes de Río Cuarto, el pasado miércoles, abriendo el Pentagonal. Ahora, por falta de variantes, sería desde la partida en la defensa de Talleres ante Huracán.

Además, hay que sumar otra situación desafortunada: el zaguero Maximiliano Blanco quedó excluido de los sustitutos por un presunto desgarro en el gemelo de la pierna derecha, circunstancia que en principio lo dejaría afuera del duelo del miércoles. Previamente, Guillermo Cosaro sufrió una fuerte distensión de ligamentos de la rodilla izquierda, y le quedan dos semanas de inactividad. Por lo pronto, ayer el volante Miguel Monay cumplió improvisadamente la función de líbero.