Con el juez Silvestre mirando desde el palco, Talleres, que ganaba 2-0.

Y sí. El juez Saúl Silvestre fue a ver a Talleres y vio justicia. Es que, cuando dos equipos se reparten un tiempo para cada uno es casi seguro que el partido termina en un justo empate. Porque Talleres arrasó en el primer tiempo, se puso 2-0 con goles de Juan Aballay y Adrián Aranda antes de los 15 del inicio y todo pintaba para fiesta albiazul. Pero la T se fue quedando sin nafta sobre el final de la etapa y, en el complemento, el partido fue entero para Central Córdoba. Los santiagueños, por Carlos Salvatierra, metieron el 2-1 a los tres. El mismo delantero, cuando se cerraba el partido marcó el merecido 2-2 final. Así, cordobeses y santiagueños protagonizaron un empate que tuvo mucho de justicia.

Jugó la T. En el arranque mismo del partido pareció que Talleres marcaba diferencias. Era el único equipo en cancha, ante un rival como Central Córdoba que no reaccionaba. A los cuatro, llegó el primero con un cabezazo en el primer palo de Aballay después de un córner desde la izquierda de Mateo Martinelli. El 1-0 desató la alegría en los hinchas que alentaban como si Talleres necesitara lograr un objetivo que ya había logrado la fecha pasada.

Cada vez que los locales atacaban había sensación de goles. El trío Navarro-Pereyra-Martinelli hacía lo que quería en la cancha. Los santiagueños no los podían parar y, así, el segundo tardó poco en llegar. A los 13, el Bati Aranda dijo presente en la red después de una gran jugada colectiva para desatar el “volveremos, volveremos”, el hit más escuchado en la tarde. Después del golazo que puso las cosas 2-0, todo parecía encaminarse a una tarde inolvidable para todo Talleres que se vengaba, con mucho fútbol y goles, del último equipo que lo venció en el torneo.

En la cancha daba la sensación de que, si los dirigidos por Andrés Rebottaro aceleraban, el partido se iba a liquidar rápido para coronar una gran tarde del equipo pero no fue así. Casi llegando a los 30, el equipo se quedó. La pelota ya no pasaba por los pies de los volantes albiazules y los santiagueños se empezaron a animar y avisaron, a los 29 con una escapada de Salvatierra que no supo definir sólo frente a Giordano.

El último arresto ofensivo de la T fue a los 33 con una jugada individual de Pereyra que pasó cerca. Fue la chance más clara de los cordobeses para liquidar el pleito. Pero, sobre el final de la etapa, pareció relajado y los visitantes quedaron con mejor imagen.

Jugó el Ferroviario. Al inicio del complemento, los dirigidos por Cánova empezaron a reaccionar. A los 3, el Chateau, que seguía de fiesta, se silenció con el 2-1 de Salvatierra que, en una contra, eludió a Giordano y la mandó a guardar. Central Córdoba, definitivamente, era otro equipo y Talleres, también.

El Ferroviario empezó a mover la pelota y cada vez complicaba más a los albiazules que no acusaron el golpe del descuento. Así, con el partido jugándose en campo albiazul, las llegadas de los santiagueños presagiaban que la victoria no era tan segura para la T que tuvo una sola llegada en el segundo tiempo (un cabezazo de Solferino, a los 31). Central Córdoba empezó a acumular llegadas sobre el arco de Giordano hasta que, a los 49, llegó el gol de la justicia. Salvatierra agarró un rebote en el área y marcó el 2-2 con el que se cerró el encuentro. Un resultado que le queda bien a un partido en el que la justicia tenía que estar presente, no sólo afuera sino también adentro de la cancha.

Lo que viene. Talleres jugará casi seguro el domingo por la tarde, de visitante, ante Libertad.